sábado, 3 de octubre de 2009

PESE A TODO, DIOS SIEMPRE NOS RESCATA

Por: Álvaro Hernán Rincón Fresneda
Lic. Teología FUNLAM

Uso del G´EL en los Profetas Preexílicos
Sentido de solidaridad
Siguiendo a Frades Gaspar, tres profetas preexílicos, destacaron por su uso del G´EL en su mensaje y escritos.
Oseas: Israel rebelde, que ha abandonado a Dios creyendo que en el poder está la libertad.
Miqueas: reta la confianza del hombre en las riquezas, que oprimen al pobre y alejan a la persona de Dios.
Jeremías: recurre a el para expresar la esperanza de libertad del pueblo que vive en la desesperación.

Si nos detenemos a observar estas situaciones, no están tan alejadas de lo que hoy vivimos en nuestra realidad donde los problemas que aquejan al hombre no son más que el reflejo de sucesos ya vividos, pero que aun, persisten sin que se vislumbre solución alguna.

G´EL: Rescate, liberación, entendida en el AT, en el sentido de redención, venganza, sustento, etc., mejor aun, es el volver a como todo era antes de determinado suceso, donde la acción de Dios libera y rescata de la desgracia, independientemente de retornar o no al comienzo de las cosas.

TRES MODOS DE VER UNA SOLA VERDAD

Oseas: recurre a la infidelidad y a la rebeldía, el hombre recurre al poder del hombre para subsistir y ser libre. La muerte es temida y vista como el castigo final, del cual Dios no libera, en la medida en que el mismo hombre no se deje liberar, puesto que finalmente Dios no coacciona, nos deja actuar y decidir. Pero aun así se deja sentado que solo Dios libera y da vida, contrario a los deseos del hombre de matar y vivir a su modo. (Os. 2, 1 ss)

Miqueas: solo en la misericordia de Dios que se eleva por encima de los bienes del mundo, es posible alcanzar la paz y la libertad. (cf. Miq. 4, 2 – 5) se debe pasar por la humillación para alcanzar la purificación, ya que el lugar santo ha sido manchado, el hombre no ve lo bueno, sino el bien, como materia. No se puede alabar a Dios si se sirve a los bienes y explota al hermano, el culto vacío no dice nada. (cf. Mt. 6, 24. Miq. 6, 4)

Jeremías: dependiente de Oseas e influenciado por Miqueas, se centra en la liberación de todo tipo de explotación que reduce la vida del hombre a la miseria (Jer. 30. 31) se debe pasar por el éxodo nuevamente (Babilonia) ser rebelde y prostituirse para poder reconocer que solo en Dios, es posible ser liberado. Que solo él es capaz de rescatar al pueblo de sus enemigos, perdonarlo, consolarlo y cuidarlo.

Todo lo descrito anteriormente, no es más que un abrebocas del amor infinito que Dios siempre ha tenido por su pueblo, al cual educa por medio de las pruebas, ya que solo así, la fidelidad y la unidad son coherentes y auténticas, haciendo que quienes las han leído, leen y leerán, comprendan que a pesar de la fragilidad de la condición humana, Dios siempre estará presto a liberar, rescatar, salvar, siempre y cuando, la persona esté dispuesta a aceptarlo (Libertad) Así, el mensaje transmitido por los profetas, no será más que la voz de Dios recordándonos constantemente a qué estamos llamados.

En resumen, solo desde la libertad, la solidaridad no limitada a obras de caridad vacías y falsas, sino al compromiso serio de servir a los demás, sobre todo a aquellos que más lo necesitan y comprendiendo que detrás de toda liberación humana la obra de Dios se refleja como los rayos del sol en un espejo, haciendo de la historia, el referente de la obra divina para con el hombre y más aun hoy, donde el brillo de lo material, los falsos ídolos y una cultura de lo físico nos hace creer que ahí está lo mejor.

ARQUEOLOGÍA BÍBLICA 3


Por: Álvaro Hernán Rincón Fresneda

Lic. Teología FUNLAM



Análisis: La arqueología israelita y la historicidad de los libros del Antiguo Testamento 3

Los descubrimientos arqueológicos más recientes, dan muestra de la invasión a Israel por parte de un monarca desconocido hoy, cerca del 850 a. C., y que en ocasiones se relaciona con Hazael rey de Siria, tal como lo muestra una tablilla hallada con el nombre de Joram, rey, lo cual denotaba el respeto del que gozaba la casa real de Israel gracias a David (estela de Meshab, rey de Moab siglo IX a. C.) además de buscar evidencia sobre la autenticidad de las batallas y victorias de David, además de comprobar que antes de David y Salomón la población era muy reducida y lo agreste del terreno dificultaba el cultivar.

Por lo menos, ya se ha descubierto Qasili, asentamiento filisteo del siglo X a. C., donde las cenizas, las rocas y demás dan prueba de una lucha, una batalla.

En los años 60, se descubrió en Megiddo gracias a las investigaciones de Yanin, un palacio de 2000 m2 con características propia de la arquitectura siria y fechado entre los reinados de Salomón y Ajab.

En época de David, la población era rural, la cerámica filistea ya había desaparecido para el año 1000 a. C., o bueno, eso se creía, ya que hay evidencias del siglo IX que descartan este aspecto. Gracias a David, la administración, la unidad y la cultura, harán del reino de Israel, un país digno y respetable, si bien es cierto que de la época dorada del reino, no hay registros ni pruebas contundentes.

Algunas inscripciones del siglo VIII, dan prueba de que la religión popular relacionaba a Yahvé con Astarté, a la cual convertían en su compañera, la deidad femenina de Baal, atacada ferozmente por Elías cuando recrimina al pueblo por su conducta.

Para I. Finkelstein y Neil Asher Silberman ya en el año 900 a. C., el estado de Israel estaba desarrollado con un gobierno estable, una sociedad estratificada y un comercio próspero. De esto dan fe los palacios en Izreel, Megiddo (donde se mencionan caballerizas (posteriores al siglo VIII) sin que hoy haya rastro de caballos en esa zona) y la producción del aceite de oliva allá por el siglo VIII a. C.

Basta con fijarnos en Samaria, la capital de Israel, donde los decorados del palacio de estilo egipcio y el mobiliario del mismo, dan prueba de la opulencia que alguna vez vivió esta ciudad (criticada por Amós y Oseas, quienes denunciaron la opulencia material y la lejanía religiosa reinando Jeroboam II)

Descubrimientos recientes, confirman lo dicho anteriormente sumado al descubrimiento de fortificaciones reforzadas en Baja Galilea, restos de dos palacios asirios en Megiddo, a la vez que en Judá gracias a Ezequías, se restaura el culto (pese a que este no llenaba todo el territorio (altares al aire libre, sacerdotes de otros cultos, etc.) Respecto a lo demás (escritura, historia) hay poco, lo cual reduciría la era dorada de Israel en época de David y Salomón, a una magnificación literaria posterior.

En cuanto al aspecto religioso, solo a partir del siglo VII a. C., y gracias a los profetas, el monoteísmo toma forma y sentido en el contexto de la vida del pueblo pese a que después de Ezequías, el pluralismo religioso regresa.

Grosso modo, y como ya lo he mencionado en otros escritos, el que ciertos lugares, sucesos o personas no hayan existido físicamente, no por ello deja de ser verdad todo lo que el Antiguo Testamento nos presenta. (Hay verdad, quizá no exactitud)

HECHOS DE LOS APÓSTOLES: EL EVANGELIO ROMPE LÍMITES

Por: Álvaro Hernán Rincón Fresneda
Lic. Teología FUNLAM

Análisis de los capítulos 7, 8 y 9 del Comentario a los Hechos de los Apóstoles, de Weldon Vertiel




CAPÍTULO 7

Chipre y Asia Menor representan un nuevo horizonte evangelizador para la Iglesia, ya que la convicción de esta de llevar también el mensaje cristiano a los no judíos, era de gran relevancia, sin dejar de lado que a pesar de su separación formal del Judaísmo, compartían una misma herencia en la fe del único Dios, sin olvidar desde luego que en el fondo, las relaciones entre judíos y gentiles, no era buena, no solo por los prejuicios religioso – culturales, sino también por la cuestión de la dominación (romana).

La sinagoga ya no es el punto de referencia, ahora lo son las casas, allí se predica, se ora, se parte el pan. Pablo sostiene la igualdad entre todos, pero aun así no es suficiente, llegando a separar el Cristianismo de la sinagoga. Esto, se complementa de una u otra forma con el alejamiento de Juan Marcos de Pablo, los motivos son tan diversos como complejos.

Siguiendo la bitácora, el viaje a Antioquia no estaba en los planes de Pablo, su intención era visitar otra ciudad, pero la enfermedad (quizá los ojos) lo llevan allí, donde contrario a otros lugares, los judíos más abiertos le reciben efusivamente. Antioquia, capital del antiguo reino seléucida y de la provincia romana de Galacia, destacaba por su economía, su ubicación y su multiculturalidad, allí, sin lugar a dudas, el mensaje cristiano causaría polémica, pues Pablo, al entrar en la sinagoga y leer allí, predica que Cristo es el cumplimiento del AT, el Mesías, Salvador, resucitado de entre los muertos, etc.

Por supuesto, la respuesta judía más radical, fue de atacar este mensaje, mientras que para los gentiles, lo fue de alegría. Finalmente, pablo y Bernabé se ven forzados a abandonar la ciudad, sacudiendo el polvo de sus pies, gracias a la influencia de la aristocracia y los judíos más ortodoxos (cf. Hch. 14, 51) de allí, pasaron a Iconio, donde una gran cantidad de judíos y gentiles creyeron, pero al igual que en Antioquia, los que no aceptaron se opusieron sin uñas y dientes, llegando a extremos tales como el de provocar conspiraciones, difamaciones y demás contra los apóstoles (quienes se quedaron allí un buen tiempo predicando y enseñando) y las mismas autoridades de la ciudad, haciendo que al final, la abandonasen, llegando a Listra, en esta ciudad carente de sinagoga, Bernabé y Pablo predican en las calles, e incluso, obran un milagro, curando a un paralítico que cree al oír el mensaje de Jesús. Este hecho llevó a que la gente de allí les viese como dioses griegos (Zeus y Mercurio) ofreciéndoles animales y rindiéndoles culto, ante lo cual, ellos reaccionaron indignados, pero a la vez aprovechando la ocasión para predicar el evangelio.

Lamentablemente, el recelo de los judíos de Antioquia es tal que al oír de los sucesos de Listra, logran poner a la gente en contra de los apóstoles, provocando su linchamiento a tal punto, que se creyó que Pablo había muerto, lo cual se descartó al ver como este se levantaba y al día siguiente salía de allí sin problemas, llegando a Derbe, donde la situación fue mejor: gran parte de la gente creyó. Posteriormente, regresa a Antioquia, donde constatan el desarrollo de las nuevas comunidades, dotándolas de organización (institución de los presbíteros por la imposición de las manos (ordenación) reafirmaron del mensaje (ser cristiano no eximía de persecuciones, no era fácil serlo) allí, permanecerían un buen tiempo.

CAPÍTULO 8

Llega el Concilio de Jerusalén, Pablo y Bernabé, asisten como representantes de la iglesia de Antioquia, y por ende, de las iglesias gentiles. Sin lugar a dudas su labor es bien recibida por todos, pero entre los fariseos que se habían convertido, el que los gentiles no se circuncidaran previamente no era de su agrado, para Pablo, esto era irrelevante, dado que para los ni judíos, esta y otras costumbres, carecían completamente de sentido.

Gracias a Pedro y su intervención haciendo referencia a su experiencia con Cornelio (Dios es para todos al igual que el mensaje de Jesús) el tema de los gentiles incircuncisos, queda zanjado. En este sentido, Pablo y Bernabé relatan su experiencia entre los gentiles y como el Espíritu les acompañaba confirmando su predicación. Jacobo (Santiago, quizá el menor) y Pedro, eran los únicos capaces de hacer entender a los judíos conversos de que los gentiles también eran llamados, recurriendo al mismísimo AT (cf. Am. 9, 11 – 12. Is. 2, 2), lo único que se le exigiría era que renunciasen a ciertas prácticas paganas y aceptaran coherentemente el evangelio. Nada de circuncisión u otro tipo de rituales judíos.

Esto alegró mucho a los gentiles.

CAPÍTULO 9

Después de la labor desarrollada en Antioquia, Pablo desea ir a Éfeso, pero el Espíritu se lo prohíbe, lo mismo ocurre en Bitinia. Es entonces cuando aparecen en escena Macedonia y Acaya, regiones de vital importancia para la cultura y la vida grecorromana. Vale destacar que la predicación en Macedonia se da como resultado de la aparición de un hombre a Pablo, a quien le pide viaje allí y anuncie el evangelio, lo cual es visto como una señal. Después del viaje, llegan a Filipos, la capital de la que ya era entonces una provincia romana, reducto del gran imperio de Filipo y Alejandro Magno existente tres siglos atrás. Entre los hechos más destacados se resaltan, la conversión de Lidia, quien hospedó a los apóstoles. Los filipenses veían a los cristianos como judíos con un mensaje de su Dios con una vida religiosa particular. Se organiza allí la primera iglesia y aparece por primera vez las figura del superintendente (obispo cf. Flp. 1 Tm. 4 ss) donde Lucas tendía un lugar relevante. A esto se le suma por ejemplo el suceso con la joven esclava, usada por sus dueños para ganar dinero por medio de la adivinación (Pitón) y que al oír la predicación de los apóstoles, deja de ejercer este oficio, provoca la ira de sus dueños, los cuales ponen a la gente contra Pablo y los demás, haciéndoles pasar grandes sufrimientos y nominándolos cono enemigos de la sociedad y la religión romana (el ser judíos de nacimiento los asociaba a la rebelión) y finalmente llevándolos a la cárcel donde gracias a un terremoto, huyen los demás presos, pero ellos no, locuaz evita el suicidio del carcelero y su posterior conversión, convencido allí, en prisión de que Pablo y Silas eran hombres de Dios.

Después de estos sucesos, son puestos en libertad y posteriormente, abandonaron la ciudad, dirigiéndose a Tesalónica, donde Pablo, intentando dialogar con los judíos, es rechazado yendo hacia los gentiles, donde en compañía de los judíos conversos, surgió la primera iglesia de aquella ciudad, que como en las demás no estuvo exenta de dificultades, amenazas, envidia y demás. Ya no se veía a los cristianos como un grupito, ya se les empezaba a considerar como una amenaza a la estabilidad incluso del mismo Imperio.

En Berea, ciudad cercana a Tesalónica, su gente se destacaba por ser noble, de mente abierta y deseosa por oír la Palabra de Dios, la cual transmitía Pablo. Vale destacar que los habitantes de Berea primero analizaban si la enseñanza de Pablo se equiparaba a la del AT, de modo que muchos creyeron en Jesús y los que no, no pusieron traba alguna. De allí, partiría hacia la cuna del pensamiento occidental: Atenas.

Llegado allí, se percata de que los atenienses son un pueblo muy religioso (politeísta) pensante (llega a dialogar con filósofos de diversas corrientes: estoicos: ley y virtud, epicureistas: materia, ausencia de dolor) de tal forma que el mensaje que Pablo les dirigió, les importó en lo más mínimo. Lo consideraron palabrería y a Pablo, un charlatán, así, el orgullo intelectual de los atenienses estaba a salvo. El predicar el Dios desconocido en la persona de Cristo, no fue algo asimilable para los allí presentes, de ahí sus burlas “te oiremos en otra ocasión” le responden dando la vuelta.

Pese a todo y que las conversiones fueron mínimas por no decir menos (Dionisio el Areopagita entre otros), Pablo no desfallece, se da cuenta que el conocimiento intelectual de los atenienses contrasta con el mensaje del evangelio y antes que desanimarse, continúa el camino.

viernes, 25 de septiembre de 2009

ARQUEOLOGÍA BÍBLICA 2

Por: Álvaro Hernán Rincón Fresneda
Lic. Teología FUNLAM

La arqueología israelita y la historicidad de los libros del Antiguo Testamento 2

Los primeros habitantes de lo que fue Israel antiguamente, eran pastores nómadas que venían del desierto adoptando poco a poco un estilo de vida típicamente sedentario. Incluso se les asocia con los apiru, incluso se ha llegado a pensar que la palabra tuviera alguna relación lingüística con el territorio ilri hebreo descrito en las cartas de Tell el-Amama, que vivían al margen de la sociedad cananea, desarraigados, ladrones, gentes que vivían fuera de la ley y a veces mercenarios, a la vez que trabajaban en obras públicas egipcias.

Hay que tener en cuenta que el nombre no caracterizaba un grupo, sino una situación. Con base en los papiros egipcios del siglo XII a. C., mencionan también a los shosu pastores nómadas que habitaban en las fronteras de Canaán y Cisjordania. Aun así, los primeros israelitas eran catalogados como individuos peligrosos en cierto modo. Estudios realizados en la década de los 60, han demostrado que antes del siglo XI a.C., no hay huellas de asentamientos nómadas.

A partir de 1967 los arqueólogos israelitas excavaron los territorios pertenecientes a las tribus de Manasés, de Efraím, de Benjamín y de Judá y descubrieron un gran número de aldeas en el altiplano creadas en pocas generaciones. Cerca al 1200 a.C. en las alturas centrales de Canaán se había originado una gran transformación social. Se descubrieron cerca de 250 comunidades en la montaña, apartadas de las ciudades cananeas en decadencia, situadas entre las montañas de Judá al sur y las montañas de Samaria al norte.

Esto dio a entender que la aldea típica se levantaba en lo alto de una colina, en una zona escarpada y rodeada de bosque, compuesto principalmente por encinas y terebintos. Generalmente, disponían de buenos pastos. Las aldeas, al parecer, eran autosuficientes. El agua la obtenían de fuentes o la recogían de pozos excavados en la roca durante el invierno. Cada aldea ocupaba media Ha y albergaba unos 50 adultos y otros tantos niños.

Dichas aldeas no tenían edificios públicos, almacenes, templos o palacios, a diferencia de las ciudades cananeas que si los poseían. Tampoco tenían archivos, ni escritos o sellos o marcos. Las joyas son raras y la cerámica no estaba presente.
Se han recogido una gran cantidad de hoces y de piedras para triturar la mies en las casas, lo que indica que la economía se basaba en la agricultura. Se cultivaba la vid y el olivo, y en menor cantidad se realizaban actividades ganaderas.

Posteriormente, cerca del siglo VII a. C., ya se puede hablar con propiedad de Israel como tal, ya que gracias a su proceso de desarrollo, la influencia inicial de los jueces, su salida de Egipto y su identidad como pueblo, desembocaron en su concepción monoteísta. Yahvé que los eligió y los guía.

Pero no se puede pasar por alto que pese a sus vicisitudes y logros, fue durante los reinados de David y Salomón (1005 – 931 a. C.), que Israel alcanzó el clímax de su desarrollo en todos los sentidos (religioso, político, cultural, social) ya que de la Monarquía israelita, se poseen datos, algunos ciertos, otros fantasiosos que así lo demostrarían, cosa contrario ocurre por ejemplo con los patriarcas, de los que únicamente sostiene su existencia la tradición del propio pueblo.

Pese a todo esto, las excavaciones realizadas en las últimas décadas, han confirmado o descartado, lo descrito en las Escrituras, ya que vale tener en cuenta que algunos hechos, lugares o edificaciones descritas, han sido hallados o completamente borrados del mapa, no porque hayan desaparecido, sino que tal vez ni existieron.

HECHOS DE LOS APÓSTOLES: EL CRISTIANISMO, DIOS ES PARA TODOS


Por: Álvaro Hernán Rincón Fresneda

Licenciatura en Teología FUNLAM


Análisis de los capítulos 4, 5 y 6 del Comentario a los Hechos de los Apóstoles, de Weldon Vertiel

Capítulo 4

Inicialmente, la comunidad cristiana estuvo muy ligada a las prácticas y forma de vida de los judíos, dando a entender de primera mano que el mensaje evangélico estaba destinado únicamente a los habitantes y descendientes del pueblo de Israel, los gentiles no estaban aun en los planes. Esto ya se ve reflejado en el trato a las viudas griegas con respecto a las de origen judío (cf. Hch. 6) dando inicio al ministerio de los “diáconos”. Pero todos los problemas no se limitaban a la comunidad misma, pues por aquella época se empezaron a desatar las primeras persecuciones, tomando como puto de partida la predicación de Esteban, uno de los primeros siete “servidores” entre los gentiles (Hch. 7. 8) los judíos, desde el instante mismo en que inició no soportaban ni su predicación, ni los prodigios que se obraban por su mano.

Además, su mensaje atentaba contra la estructura religiosa – litúrgica de Israel dando a conocer que no solo por medio del culto estricto es posible acercarse a Dios, Padre de Jesucristo, muerto y resucitado, sentado a la diestra del Señor. Más aun, Esteban decía que Dios no solo se encontraba entre los judíos, ni era un monopolio exclusivo de ellos. Vale citar que también recurre a la experiencia de Moisés, ya que así como él fue rechazado cuando intentó por primera vez liberar al pueblo de Egipto, también Jesús lo ha sido, incluso, ha pagado con su vida por ello. Para el judío radical, dichas palabras no solo eran un insulto, sino además una blasfemia contra el propio Dios, lo cual desencadenó su condena y posterior muerte, la cual sin embargo no fue interpretada por los cristianos como una derrota.

En este contexto, hace su aparición aquel personaje que marcaría para siempre el ideario evangelizador cristiano: Saulo – Pablo, quien inicialmente es mostrado como un hombre celoso por su pueblo y su religión, fariseo, alumno de Gamaliel y receloso de todo aquello que atente contra lo suyo. Esta actitud se ve reflejada sobre todo a partir de la muerte de Esteban, donde él, pese a no ayudar a lapidarlo, da su aprobación. (cf. Hch. 7, 58) a partir de entonces, todo aquello que tenga que ver con Jesús, es perseguido violentamente; pese a esto, el mensaje de Cristo no es silenciado, pero si diseminado, como resultado de la huida de los discípulos de Jerusalén, por ejemplo en Samaria, que a pesar de no tener buenas relaciones con los judíos, el mensaje es bien recibido e incluso el Espíritu Santo, allí se manifiesta prodigiosamente (8, 7) en este contexto se da a conocer Simón, el Mago, famoso en Samaria por sus artilugios, e incluso, recién bautizado, que al ver como Pedro y Juan transmitían el poder del Espíritu, les ofrece dinero para obtenerlo, ante lo cual es rechazado y condenado, ya que su corazón estaba lejos del querer de Dios (8, 21) dando así nombre a uno de los aspectos más oscuros de la vida de la Iglesia posteriormente, la “simonía”. A la par que esto ocurría, la mención que Lucas hace acerca del eunuco de la reina de Etiopía y de su conversión y Bautismo por parte de Felipe, quien le ayuda con la interpretación de un texto, al parecer de Isaías, en el que se hace alusión posterior a Jesús, dando así a entender que el mensaje de Cristo también va dirigido a los gentiles.

Capítulo 5

La transmisión del mensaje a los samaritanos y los prodigios obrados allí, probaban a la Iglesia que el mensaje también estaba al alcance de los gentiles, incluso Dios se sirvió de un judío fariseo para anunciar el evangelio a aquellos que no eran de su pueblo: Pablo, un hombre tradicionalista y celoso guardián de su herencia, tanto que dirigió sendas persecuciones contra los seguidores del “nuevo camino” llegando a Damasco, donde la nueva fe empezaba a crecer.

Es allí donde su vida sería profundamente transformada por aquel a quien perseguía apasionadamente (Hch. 9, 3 – 30) dando paso a un nuevo hombre. De perseguidor a apóstol, de fariseo a cristiano. Su orgullo judío se ve derrotado ante la humildad de Cristo, de quien pasaría a ser su más férreo defensor, dejando así asombrados no solo a los cristianos, sino a los mismos judíos, para quienes pasó a ser un peligroso enemigo.

Pero al comienzo no fue todo fácil para él, pues aun había recelos entre los cristianos que no creían de a mucho en su conversión. Gracias a Bernabé, fue aceptado como uno de ellos. Después de estos sucesos, la iglesia gozaría de un breve periodo de paz y continuaba expandiéndose más allá de las fronteras judías, donde los prodigios confirmaban la predicación de los apóstoles (Pedro resucitando a Tabita, etc.) a la vez que los gentiles continuaban adhiriendo, como es el caso de Cornelio, centurión romano que a pesar de pertenecer al ejército conquistador, era bueno con todos, llegando a pedir el Bautismo a los cristianos junto con toda su familia gracias a una revelación, en la cual se le pedía que invitase a Pedro, quien a la vez comprendió por medio de una visión, que para Dios nada es impuro (cf. Hch. 10, ss.) dándole a entender que los gentiles también son participes del mensaje, defendiendo así su actuar ante la comunidad en Jerusalén, donde les manifiesta que para Dios no hay favoritismos, que todos los hombres pueden acercarse a él, independientemente de su raza, nación y lengua. (cf. Hch. 11, 1 – 18)

Capítulo 6

A pesar de que las puertas de la Iglesia se abrían a los gentiles, el recelo existente entre aquellos provenientes del judaísmo, empezó a provocar serias dificultades al interior de la comunidad cristiana, sobre cómo tratar a los conversos gentiles, ya que el informe presentado por Pedro y el suceso de Cornelio, no convencían del todo. Además, ya se veía venir la ruptura definitiva entre la religión judía y el nuevo grupo, dadas diferencias abismales entre ambas: la resurrección de Cristo y su papel mesiánico, la evangelización de los gentiles y demás, desembocan en lo que se conoce como el primer “concilio” de la iglesia, el de Jerusalén., pero previo a esto, se envía a Bernabé para que supervise la misión evangelizadora en Antioquía, avalándola por completo. Es más, fue allí donde por primera vez, se le llamó “cristianos” a los discípulos de Jesucristo. Con esto, sumado a lo anterior, las diferencias con los judíos se acentuarían definitivamente. Además, las persecuciones renacían, esta vez de una forma más tajante y cruenta. (Hch. 12, 1 – 25) se ejecuta a Santiago el Zebedeo, y se encarcela a Pedro, quien milagrosamente y con la intercesión de la comunidad por medio de la oración, sale de prisión sin ser visto por los carceleros. Un punto relevante radica en que ya los cristianos se empezaban a reunir por aparte para la oración y el estudio, separándose progresivamente del culto judío.

Pedro asiste y preside el Concilio de Jerusalén, donde se defiende el derecho de los gentiles a entrar en la Iglesia sin pasar por el judaísmo. Después de esto, se le pierde el rastro, al menos en Hechos. Papías, obispo del siglo II, lo menciona posteriormente en Roma predicando y donde fue el primer obispo. Esto da base al ministerio posterior del Papa como obispo de Roma y sucesor de Pedro, pese a que en ningún pasaje del NT, se menciona a Pedro en esta ciudad.

Posterior al Concilio, Herodes, quien había hecho imposible la vida de la primera Iglesia, muere terriblemente aquejado, dando a entender que Dios está del lado de la Iglesia y siempre la protegerá.

De aquí, y aprovechando el ambiente de paz que reinó en la región después de la muerte de Herodes y a la vez que los problemas generados por los judaizantes al interior de la Iglesia, provocaron la separación total entre ambas, el desarrollo adquirido por la iglesia en Antioquía a nivel de fieles y líderes misioneros, en capacidad de ir a otras regiones a evangelizar era ejemplarizante. Contrario a lo que sucede hoy, se envían a los menos capacitados y a los más idóneos, se les deja. Es aquí donde entra en juego lo referente a la imposición de las manos u ordenación, a pesar de que no se especifica si es una ordenación, se reconoce la compañía de la iglesia y la bendición al ministro o servidor a quien se le imponían las manos. Aun hay bastante que discutir al respecto. Por ejemplo, Juan Marcos (probablemente el autor de Mc) aparece como ministro, al parecer su función era la de instruir a los conversos, teniendo en cuenta que aun no existían registros escritos de la vida y obra de Jesús.

Posteriormente, Saulo y Bernabé parten a Chipre, hogar de Bernabé donde ya había presencia cristiana, donde conocen al procónsul romano Sergio Paulo y a un tal Barjesús, (hijo de Jesús) mago y falso profeta, temeroso de perder el favor del procónsul, quien al intentar desacreditar la predicación cristiana, queda ciego por la acción del Espíritu por medio de Saulo, provocando que el funcionario romano creyera, más no hay certeza de su conversión. Aquí, ya Saulo o Pablo, aparece como líder.

sábado, 8 de agosto de 2009

EL ANTIGUO TESTAMENTO, UNA LITERATURA DE CRISIS

Por: Álvaro Hernán Rincón Fresneda
LICENCIATURA EN TEOLOGÍA FUNLAM

Cuando se hace énfasis en el estudio e interpretación teológica, hay que admitir que el Antiguo Testamento no es muy tenido en cuenta, cosa contraria ocurre con el Nuevo Testamento, el cual no puede negar su fuerte conexión con los escritos veterotestamentarios, de los cuales ha bebido, tal como lo atestiguan los evangelios, y algunas de las epístolas paulinas y el mismo Apocalipsis.

Hoy, cuando todos hablamos de crisis (fin, cambio, oportunidad) en todos los niveles de la sociedad, vale la pena preguntarnos si el Antiguo Testamento ha pasado o pasa actualmente por una crisis en la cual no solo es cuestionado, sino también, dejado de lado, a pesar de su gran aporte a la fe tanto de judíos, como de cristianos.

Gracias al estudio de Armin Steil, es posible catalogar y evaluar los textos veterotestamentarios desde tres perspectivas distintas: Profeta, sacerdote y mandarín, dado que mientras el primero es un intelectual, marginado que apoya a los desfavorecidos, la crisis le significa esperanza. El segundo está o ha perdido sus privilegios, se fundamenta en sus tradiciones, para él, la crisis es el retorno al pasado, el recobrar lo que fue suyo y revivir sus tradiciones. El tercero, no es utópico, ni tradicional, para él, la crisis significa constatar desde la realidad, hacer historia, dejar huella.

El antiguo testamento es fiel testigo de las distintas crisis por las cuales ha pasado el pueblo de Israel a lo largo de su historia, desde la vida en tribus hasta la implantación de la monarquía, el paso al culto de Yahvé, el encuentro con los asirios, etc., son muestras evidentes de los momentos críticos de los israelitas, ya que cada uno de ellos, representó cambio, choque, adaptación e incluso rechazo (a los asirios por ejemplo) pero si de momentos críticos y definitivos se trata, basta con mirar el exilio del pueblo de Israel a Babilonia, con el cual toda su esperanza, visión teológica y vida, sucumben abruptamente, sin que esto signifique el fin, al contrario, se convierte en la oportunidad perfecta para que por medio de la creatividad, sean capaces de redescubrir su identidad y recobrar su dignidad sin dejar de lado su esencia.

Aquí entran en juego los tres tipos de discurso de crisis ya vistos:

1. El profeta: anuncia el cambio, no hay que mirar atrás, se da paso a una nueva visión del Pueblo frente a Yahvé, el exilio es el punto de partida hacia lo nuevo, se acerca la salvación (cf. Is. 40, 55).
2. El sacerdote: ve la caída del templo y del culto como un hecho desastroso para la nación, vuelve la mirada al culto del pasado, a las tradiciones del pueblo como único remedio para recomponer la comunión entre Yahvé y el pueblo exiliado, que a pesar de todo, aun recurre al sacerdote.
3. El mandarín: el típico escriba de la corte de Israel. Es el intelectual, cercano al político, pragmático y fáctico. Dan pie a la historiografía judía, (deuteronomistas) para él, la crisis parte desde la desobediencia del pueblo a Yahvé, de ahí que la acepten tal cual es, analizarla y comprenderla sin mirar adelante ni atrás.

Vemos como las tres posturas son incompatibles entre sí, aunque cohabitan en el AT., lo cual conlleva a que en el momento en que va tomando forma el compilado de la Biblia Hebrea, los deuteronomistas y sacerdotes, a partir de un diálogo crítico, se ponen de acuerdo al no ver en la utopía, un elemento viable de juicio y respuesta dejando por tanto a la profecía un espacio no tan relevante, al menos en aquel momento. (Hubo que esperar hasta su inclusión en los Nebiim, enriquecidos después por los Ketubim, respuesta a la crisis de identidad provocada por la cultura griega) Esto hace que el Antiguo Testamento llegue a ser desde la visión del exilio, como una herramienta de reafirmación de la identidad nacional y cultural del pueblo de Israel.

El Antiguo Testamento, a partir de la experiencia plasmada en su propio ser, se convierte en un excelente paradigma dada su capacidad de coexistencia entre enfoques diferentes que en vez de chocar entre sí, han hallado un modo coherente y enfocado de cohabitación, sin que por ello automáticamente desaparezca la confrontación. Ni el pasado ni el futuro es decisivo, ni pueden dejarse de lado a la hora de hacer frente las crisis, cuando estas amenazan; solo, desde el presente, se puede abordar de forma más objetiva un papel mediador entre ambos.

En un mundo donde la relación entre disciplinas está a la orden del día, no es descabellado que el AT, entre en relación con las ciencias humanas, la historia, la política y las ciencias sociales, además, la ciencia bíblica puede jugar un papel mediador entre la sociología y la filosofía; también y dado su carácter sagrado y de fe, sirve de gran apoyo para la Teología, en especial para la exégesis bíblica, ya que desde la crisis, se puede repensar la fe, donde Cristo, con su aparición en el mundo, produjo otra crisis ,donde el AT, debe ser releído, con el fin de reasumir y transformar nuestros propios preceptos, ya que de darlos por certeros ciento por ciento, no seriamos capaces de responder a los planteamientos propuestos por una sociedad donde lo sagrado dice poco o nada.

Para concluir, así como en el Antiguo Testamento los tres modelos vistos (profeta, sacerdote y mandarín) son válidos y comparten un mismo espacio, el mundo de hoy no está exento de ellos, antes bien, al ser capaz de asumirlos e interpretar su propia realidad a partir de ellos, la crisis dejará de ser vista como algo negativo, para así dar paso a soluciones coherentes, equitativas y respetuosas, sin dejar de lado su pasado, pero con la mirada puesta en el futuro.

ARQUEOLOGÍA BÍBLICA (Antiguo Testamento)

Por: Álvaro Hernán Rincón Fresneda
LICENCIATURA EN TEOLOGÍA FUNLAM.

La arqueología israelita y la historicidad de los libros del Antiguo Testamento (1)

Si partimos de la base que sostiene que los libros del Antiguo Testamento no son históricos (Finkelstein y Asher) debemos tener en cuenta que esto no tiene por qué restarles importancia como libros sagrados más allá de que su contenido histórico no sea del todo exacto.

Las investigaciones arqueológicas dan muestra por ejemplo de que el periodo de los patriarcas, es más que todo una creación literaria, carente de soporte real en cuanto a la existencia de los mismos, sus actos y descendencia. Sumado a esto está el hecho de que su vida se basaba en comportamientos tomados de las tribus pastoriles y nómadas beduinos del próximo Oriente.

Al iniciar su trabajo, la arqueología bíblica se propuso confirmar con las excavaciones y hallazgos, que todo lo referente a la vida del pueblo de Israel y por ende a la redacción del Antiguo Testamento, se podía corroborar. Ejemplo, el hallazgo de Ur de Caldea, lugar de nacimiento de Abraham, y otros tantos lugares de Mesopotamia ubicados en la media luna fértil. No son pocos quienes afirman que a pesar de que los textos del AT, fueron redactados mucho después de ocurridos los hechos, esto no resta historicidad a los sucesos y personajes allí plasmados. El problema comenzó cuando se trató de la coincidencia de fechas y años, en determinados sucesos (descenso de Abraham a Canaán, en el 2100 a. C, según la cronología bíblica, pude en realidad referirse a cualquier otra época) otro ejemplo se refiere al uso del camello como medio de transporte, según el Génesis se usaban ya para transportar mercancía (siglo XI a. C.) cuando los registro indican en verdad que se usaron a partir del siglo VIII a. C.) Y así otros tantos ejemplos.

En cuanto al origen del Pentateuco como tal, se sitúa alrededor de los siglos VII y VI a. C., donde la genialidad de los distintos hagiógrafos, radicó en unificar las historias más antiguas, (datadas probablemente hacia el siglo IX a. C.) tales como la de los patriarcas, con las existentes en la época de su composición.

Además del Génesis, resalta por su composición y desarrollo histórico, el libro del Éxodo, donde la huida maravillosa de los israelitas, y la revelación de la Ley en el Sinaí, forman el eje conductor del texto. Por demás, hay que decir que la arqueología bíblica, se ha encargado de demostrar la superpoblación israelita en Egipto, proveniente de Canaán, o sea, por el Oriente, aproximadamente entre la edad de bronce y las últimas etapas de la edad del hierro que coincidió con la llegada de los hicsos hacia el siglo XVI a. C., vale recordar como en el Génesis se narra la llaga de la familia de Jacob a Egipto durante el mandato de su hijo José, hecho carente de datación certera. Por el contrario, el siglo XIII a. C., parece ser una fecha congruente con varios hechos relatados en el Éxodo donde se hace referencia a la condición de esclavos de los israelitas al tiempo que concuerda con la construcción de la ciudad de Pi Ramsés. A esto se le suma, la mención que se hace de un pueblo llamado Israel en Canaán, asolado por una campaña militar, en la estela de Memeptah hijo de Ramsés II, hacia el siglo XIII a. C.

En este punto, incluso se duda de la huida de un pueblo numeroso y más que haya durado 40 años vagando por el desierto, ya que incluso se ha rastreado esta zona, sin que aparezca una sola huella que haga referencia a un éxodo masivo en la época arriba mencionada, las cuales si aparecen durante los periodos helénico y bizantino.

A la luz de lo estudiado y aportado por Finkelstein y Asher, el éxodo es resultado de una mezcla de elementos históricos y geográficos de épocas diferentes, lo cual hace difícil datar y ubicar con certeza, fechas y lugares donde se desarrollaron los diversos sucesos que en él se narran. Por ejemplo, no se conoce exactamente durante el reinado de que faraón se produjo la salida de los israelitas (Ramsés, Sheshak, Necao)

Ahora bien, cuando se busca una fecha aproximada durante la cual se compuso el éxodo, se apunta hacia el siglo VII a. C., ya que el escenario de la llamada Historia de José, y su uso de nombres y personajes muy recordados por los egipcios, tales como Putifar, así, como los lugares de peregrinación israelíes como: Qadesh Barnea, Gheber, entre otros. Aquí vale recordar que ya desde antes de esta posible fecha de composición, hay trozos de una Historia del Éxodo que aparecen por la época del profeta Amós y Oseas, que menciona el paso por el desierto (aprox. Siglo VIII a. C.)

Ahora bien, si vemos al libro del éxodo mas como una expresión teológica y humana de cambio y libertad de un pueblo oprimido, más que como un texto histórico científicamente hablando, no será tan difícil asimilar que muchos de los sucesos, personas, y lugares, no corresponden ciento por ciento con la realidad, fruto de la arqueología y la historia.












HECHOS DE LOS APOSTOLES: HISTORIA Y PODER.

Por: Álvaro Hernán Rincón Fresneda
LICENCIATURA EN TEOLOGÍA FUNLAM.
Análisis a los capítulos 1, 2 y 3 del Comentario a los Hechos de los Apóstoles, de Weldon Vertiel

Capítulo 1.

Más allá del papel que cumplen los evangelios y las epístolas con referencia a la iglesia, anticipándola y presuponiéndola, es aquí, donde el libro de los Hechos de los apóstoles, que recibe este nombre alrededor de la mitad del siglo II d. C., desempeña un papel que podría ser único en comparación con las demás obras que componen el Nuevo Testamento, sin olvidar el lazo que la une sobre todo al evangelio de Lucas (en cuanto a la autoría de ambos textos) y es, el de plasmar, no solo la vida de los primeros cristianos, sino que también, deja claro, aunque suene contradictorio, que no es un texto de historia eclesiástica como tal ya que no abarca en su totalidad, el quehacer ni la misión de los demás apóstoles y sus comunidades (aparte de Pedro, Santiago y Juan en los cuales se enfatiza de una forma más amplia) además, muestra el hilo conductor entre la misión de Jesús y la vida de las primeras iglesias.

Lucas, no se ha salvado de las dudas a la hora de tratar sobre su autoría en ambos textos (Lc. y Hch.) Ya que según algunos (ej. A C Clark) las diferencias de lenguaje entre ambos textos son evidentes; por el contrario, la gran mayoría defiende el papel de Lucas en la redacción de ambos libros, dado que se enfatiza en Hechos la continuación de lo ya narrado en el evangelio (Hch. 1, 1 SS.) además se le muestra como el compañero de Pablo, el médico, (cf. Hch. 16, 10-17; 20, 5-2; 21, 18; 27,1-28; 28,16) en cuanto a la fecha de su composición, hay quienes la sitúan entre los años 65 y 70 d. C., probablemente después de la muerte de Pablo y en paralelo con la redacción del evangelio de Marcos y después del de Lucas. El punto álgido, radica en por qué termina abruptamente antes de la muerte de Pablo si fue escrito después de esta.

Como texto, su principal propósito, es el de contar la historia, la historia de los primeros cristianos, sin caer en el estilo típico de las cronologías sucesorias. Pone de relieve el hecho teológico de la iglesia y la predicación apostólica, sin dedicarse a la rigidez científica y exacta de la historia misma, donde una vez más, la obra de Dios, por medio del Espíritu Santo, sobresale por completo, dando a Jesús, el lugar de Señor de Judíos y Gentiles, al romper las barreras impuestas por los judíos conversos que no veían con buenos ojos, el que los no judíos también de hiciesen cristianos.
En cuanto al destinatario, es obvio que se trataba de alguien muy importante para Lucas, probablemente se trate de un dignatario, un funcionario, converso, al cual se le suministra la segunda parte de los hechos ocurridos (cf. Lc. 1, 1. Hch. 1, 1 ss.) con respecto a Jesús y su obra, ahora que parte del mundo, la cual continúa con el envío del Espíritu Santo. (Pentecostés) no hay ruptura, antes bien, todo continúa, solo que ahora, el impulso es definitivo, y extra-judío.

Capítulo 2

Desde el comienzo de la Iglesia, más exactamente de la predicación evangélica, ha sido característico el que esté presente lo que podríamos llamar “poder” no en el sentido de cosas o hechos magnánimos, sino en el don recibido por los apóstoles a través del Espíritu Santo, presente previamente a lo largo de la vida de Jesús (Lc. 10, 17 ss. Jn. 20, 22) y después a la Iglesia (cf. Hch. 2, 1- 13) mientras que en el Antiguo Testamento, el Espíritu no estaba separado de Dios, sino que actuaba en conjunto con él, y dotando al hombre de dones varios y de vida (cf. Ez. 37, 5. Ex. 31, 3) de la misma forma como lo hemos mencionado aquí, el Espíritu nunca ha dejado de actuar e iluminar con la verdad a aquellos a quienes fueron llamados desde el comienzo (los apóstoles) dando así muestras de la presencia de Dios en y por aquellos que a través del tiempo, han transmitido y vivido el evangelio.

Por otro lado, la relación existente entre el reino y la iglesia, generó cierta confusión, ya que mientras el reino de Dios era entendido a partir de la sumisión al control de Dios (en conjunto), el concepto de iglesia hacía referencia a los mismos ciudadanos del reino, aunque ya no de un modo totalmente sumiso, sino libre y expansivo. No se entraba a la iglesia de modo obligado, sino como fruto de la predicación, el bautismo y la aceptación de Cristo como Señor y Salvador. (cf. Hch. 2, 42 - 47). Para la Iglesia, el que desde los inicios las conversiones se diesen de forma abultada, más allá de ser un hecho grandioso, no dejaba de representar un problema, dado que al aumentar el número de cristianos, no daban abasto, por decirlo de alguna forma, aquellos que junto con los apóstoles, se encargaban de la predicación y el ministerio dando lugar al surgimiento de nuevos oficios y servicios en función de la comunidad (cf. Hch. 6, 1 – 6) a esto se le suma el que al provenir del judaísmo, había quienes aun seguían aferrados a sus antiguos preceptos, provocando roces con los fieles provenientes de los gentiles. Es aquí, donde el bautismo adquiere un papel determinante a la hora de agrupar a los fieles, en torno al mensaje de Cristo en la iglesia, vista esta como la comunión de los fieles bautizados, revestidos con el poder del Espíritu Santo, lo que los llevaba a actuar de acuerdo a la fe recibida, por medio del desprendimiento de bienes, el compartirlo todo (Hch. 2, 42 ss.) dado que se esperaba la inminente vuelta de Cristo y por tanto, los bienes pasan a ser algo efímero, un estorbo. Hay que admitir que aquellos primeros cristianos lo hacían por amor. Si esto se hiciera hoy, bajo qué parámetro se haría o a cambio de qué.

Retomando lo referente al poder en la Iglesia, no está de más recordar como el obrar de los discípulos, manifestaba la presencia del Espíritu en medio de ellos reflejándose este en bien de los demás, tal como ocurrió en la curación del cojo (Hch. 3, 1 ss.) el segundo discurso de Pedro (3, 11 ss.) los demás signos obrados (5, 12 ss.) en conclusión, el poder no se limita a curar, hablar en lenguas, resucitar muertos, etc., ya que si estas obras no se hubiesen realizado por amor a los demás y como muestra de la obra de Dios, se hubiesen quedado en meros actos taumatúrgicos, no necesariamente acompañados por el poder del Espíritu. (3, 5)

Capítulo 3

Independientemente de la datación a partir de la cual se sitúa el surgimiento de la Iglesia, es desde Pentecostés, cuando esta comienza a dar sus primeros pasos como tal; como toda obra recién inaugurada, todo es bonito al comienzo, no hay problemas, todos se quieren, pero llega el momento de la dificultad, y la Iglesia no fue ajena a esta realidad. Pasado el fenómeno de las conversiones masivas, sin perder de vista el hecho de la aceptación de Jesús como Mesías por parte de los nuevos fieles, la noción del reino de Dios que sobrepasa las fronteras nacionales, ofrece una vida nueva en Cristo, donde la iglesia, desempeña el papel de agrupar a los nuevos “ciudadanos” del reino, haciéndolos vivir en medio del mundo, aquella realidad prometida para la eternidad, por medio del testimonio de vida.

El rápido crecimiento de la iglesia asustó notablemente a las autoridades judías que veían en los cristianos el peligro de una revuelta que desencadenara la ira de Roma sobre ellos, perdiendo todo lo que de parte del Imperio habían recibido, además de que las enseñanzas cristianas chocaban con el sistema religioso judío, puesto que se predicaba que Jesús estaba vivo, algo incomprensible para los sacerdotes y demás componentes de las altas esferas de poder judías que lo habían juzgado y asesinado, desencadenando esto en el arresto de Pedro y Juan (Hch. 4, 1 ss.) y la persecución de los primeros cristianos (Hch. 8, 1 ss.) entrando a jugar Saulo, posteriormente, Pablo.

Todo lo anterior muestra que la nueva comunidad de fieles no es una secta judía como muchos la definieron inicialmente, sobre todo los romanos, dado que a pesar de surgir en medio de los judíos y adorar al mismo Dios, su mensaje partía de las enseñanzas de Jesús, su vida, resurrección y envío global.

En el capítulo 11 de Hechos, ya aparece referida esta comunidad con el rótulo de “ekklesia” iglesia. El grupo de los salvados, la nueva congregación, la cual ya no se escondía para anunciar la buena nueva, sino que llena de la gracia del Espíritu enviado continuaba dando signos de poder y compañía divina (exorcismos, curaciones, etc.) atrayendo a otros, judíos y gentiles a adherirse a la fe. Todo esto, como cosa rara, continuó atrayendo rechazo, odio por parte de las autoridades que ya veían a los cristianos no solo como un grupo peligroso, sino como una gran amenaza no solo para su religión y tradiciones, sino también a nivel político, social, religioso y cultural. Las posibles represalias por parte de los judíos no amilanaron a los discípulos, en especial a Pedro, que continuaban predicando la resurrección de Jesús, su señorío, la lealtad al Señor por encima de las leyes injustas, etc. Otra muestra de la presencia de Dios en medio de la nueva comunidad, es la intervención providencial de Gamaliel, maestro de Saulo, quien sin decirlo literalmente, da a entender que Dios está con los discípulos de Jesús, y por eso invita a los judíos a actuar con prudencia a fin de no contradecir los mandatos divinos con respecto a su actuar frente a este nuevo grupo. (cf. Hch. 5, 34 ss.).

¿Hoy no pasa lo mismo?, la Iglesia nunca ha dejado de ser perseguida, otra cosa es que el método de persecución ha variado, admitiendo que es más efectivo hoy que antes.

Otro aspecto relevante, es el de la coexistencia de judíos y gentiles en la comunidad cristiana, ya que dadas sus diferencias a nivel cultural y religioso antes de abrazar la nueva fe, no era de extrañar que se presentaran roces y discusiones entre ellos, (cf. Hch. 6) en asuntos tan complejos como por ejemplo en lo referente a la distribución de la ración, lo cual, desembocó en la institución de los primeros diáconos (servidores, en griego) encargados del servicio y la administración de los bienes. Papel muy diferente al que estos ministros desempeñan hoy día.

Grosso modo, la iglesia, desde sus comienzos, acogió a todo tipo de personas, sin fijarse en colores de piel, condiciones sociales, rangos, culturas, etc. Nada puede impedir que la palabra de Dios, el mensaje de Cristo y el poder del Espíritu Santo se den a conocer siempre y cuando los fieles seamos capaces de dejarnos guiar correctamente. De lo contrario, no sirve de nada hablar de Iglesia.

sábado, 30 de mayo de 2009

ECOLOGÍA Y TEOLOGÍA (INICIO)

POR: ALVARO HERNÁN RINCÓN FRESNEDA
TEOLOGÍA FUNLAM

Todos hablan hoy de Ecología. Pero, ¿de cuál línea de la Ecología? La Ecología técnica sólo le lima los dientes al lobo. La Ecología política no pone en tela de juicio el "desarrollo". La Ecología ética se centra en la compasión universal. La Ecología holística es una visión más total.

Leonardo Boff

A grandes rasgos, se puede percibir como la ecología ha ido cobrando una importancia cada vez más relevante no solo en las distintas ramas del conocimiento, sino también en la Teología, ya que como ciencia ligada a Dios de manera plena y a la vez en comunión con el hombre, plenitud de la obra creadora, no podemos dejar de lado que el mundo, en el cual este habita se enfrenta actualmente a un gran peligro como consecuencia de sus propios actos.

Ahora bien, la ecología, lamentablemente ha sido clasificada de acuerdo a diversos aspectos, que en vez de beneficiar al planeta, se han dedicado a litigar entre sí, de acuerdo a conveniencias de orden económico, social, político, e incluso religioso.

Hago aquí un paréntesis para citar unas palabras del Dr. José Ramón Amor Pan, Profesor de la Universidad Rey Juan Carlos e Instituto Compostelano de Ciencias Religiosas España, respecto del pensamiento del P. Bernhard Häring:

Querer un mundo saludable, donde se garantice y promueva no sólo la supervivencia física sino la calidad de vida de todo hombre y mujer, es una responsabilidad compartida por todos los seres humanos, en la que los creyentes no tienen ningún título de superioridad, no saben más que los otros, no tienen todas las respuestas, sino que la fe tan sólo otorga mayores motivos para seguir confiando en el hombre y seguir luchando por su promoción, nada más pero tampoco nada menos. transmitirlo a una humanidad deseosa de conocer el misterio de la
vida y de tener la sabiduría ética necesaria para humanizar todo ese admirable progreso.




Por tanto, siempre debemos tener presente que si la Teología se aventura cada vez más a aportar de manera constructiva en cuanto a la ecología se refiere, debe hacerlo en clave de aportar al hombre y a la sociedad de hoy, a al luz de la fe, respuestas adecuadas que permitan no solo vivir, sino vivir bien.




Esto es apenas un abrebocas, pronto encontrarán mayor información al respecto.




Agradecimiento a:






LA CUESTIÓN JOÁNICA

POR: ALVARO HERNÁN RINCÓN FRESNEDA
TEOLOGÍA FUNLAM
Juan no es el único evangelio que posee textos propios, también los sinópticos ya que aparte del relato de la Pasión, los relatos comunes son: expulsión de los mercaderes del templo (lo 2,13-16), la multiplicación de los panes (6,1-13), Jesús caminando sobre las aguas (6,16-21), la unción de Betania (12,1-8) y la entrada triunfal en Jerusalén (12,12-19); a pesar del relato común, la narración de lo reviste caracteres propios. Además resalta la importancia dada a diversas cuestiones de moral práctica; el amor de Jesús a los pecadores y a los pobres (tan propio de Lucas), aparecen en lo como cosas marginales o enfocados de diversas formas. Con esto se descarta que Juan haya sido escrito como complemento a los demás evangelios, dado que él también, vivió de cerca la experiencia de vida con el Señor, plasmándola luego en el texto que nos atañe, sin que por ello, no recibiese influencias adicionales: Qumrán (cf. Jn. 1, 35) el libro del Éxodo, y una que otra relación con el judaísmo de carácter helénico propio de la Judea de la época. En cuanto a autor, después de los debates en torno a su origen, ya son pocos los que dudan del origen apostólico del texto dado que reflejan una profunda cercanía con Cristo y su vida misma. De esto ya da fe la historia misma. Basta con referirnos a san Ireneo de Lyon, (Adv. Haer. 3. 1, 1) discípulo de Policarpo de Esmirna y este a su vez, discípulo directo del apóstol Juan. Clemente de Alejandría lo reafirma al mencionar a Juan como el autor del cuarto evangelio (Canon Muratori). Aquellos que dudan de la autoría por parte del apóstol, lo hacen al malinterpretar un pasaje citado por Eusebio de Cesarea que se refiere a Papías en cuanto al autor del Apocalipsis, y la 2 y 3 carta. Más allá de las fuentes externas, el propio evangelio, se encarga en cierto modo de explicitar quien es el autor; basta con ver: (Jn. 21,24). Esta frase bien sea de Juan o sus seguidores, no puede ser rechazada. Por consiguiente, el autor es «el discípulo a quien amaba Jesús» (21,7.20). ¿Quién era éste? Tiene que ser necesariamente un apóstol, puesto que este discípulo estuvo presente en la Cena (13,23), y a ella no asistieron más que los Apóstoles (Lc 22,14).
A él también dejó Jesús encomendada su Madre (19,27). Por los-Sinópticos sabemos que Pedro, Santiago y su hermano J. forman el grupo más íntimo de Jesús (cfr. Mc 5,37; 9,2). Sólo Juan, puede ser el autor. Y por eso, precisamente, nunca aparece su nombre en la obra, sino que recurre a llamarse “el discípulo amado”. Autor judío, conocedor de las tradiciones judías, y testigo de primera mano de muchos sucesos obrados por Jesús así como de la predicación y los momentos decisivos en la vida del Señor (cf. Jn. 3,23; 4,5-6; 10,22; 11,18.54; 19,14 etc.)
En cuanto a la lengua de composición, se menciona el arameo, la mayoría lo refiere al griego koiné, pobre en vocabulario, de uso recurrente a expresiones propias del semitismo, frases repetidas (en verdad os digo, entre otras), mas allá del vocabulario, sin importar su “pobreza” es innegable su gran riqueza en hechos dramáticos, imprimidos sobre todo a los milagros, el relato de la Pasión, solo por nombrar algunos, donde la antítesis devela el gran contenido teológico que busca transmitir el evangelio a la hora de anunciar el mensaje. (cf. Jn. 1 ss.)
Al hablar de los destinatarios, se revela cuál fue la finalidad que el autor se propuso: dar mayor profundidad a la fe y a la vida de los que creen que Jesús es la Palabra salida del Padre, que ha venido al mundo a iluminar, se encarna y fija su morada entre los hombres, y luego vuelve a la Gloria del Padre, de tal manera que al ser leída la obra, se penetre por la fe, en el hecho de que Jesús es el Mesías y el Hijo de Dios, y así se alcance la salvación. Se busca conectar al creyente con Cristo, fuente de vida, por la fe en Él. No se dirige directamente a paganos, para convertirlos, sino a cristianos, con el fin de que sigan creyendo y sigan teniendo vida eterna.
Otros por el contrario, aseguran que tiene también alguna finalidad polémica contra quienes exageraban la misión de Juan el Bautista (cf. Jn. 1,6-8), contra ciertos grupos judíos (cfr. 16,1-4) o contra herejías gnóstico-docetas ya presentes en vida del apóstol (cfr. 1,14; 19,34). La verdad, la susodicha “polémica” no deja de ser solo eso.
En síntesis, más allá de todo lo planteado, no se duda de la autenticidad del escrito mismo, el texto griego se caracteriza por su seguridad, (presente también en los sinópticos y las cartas) si bien la duda sobre si el apóstol lo escribió de su puño y letra, sigue latente aun.
¿Si probablemente el texto no hubiese sido redactado por el propio apóstol, esto le resta autenticidad y canonicidad?

domingo, 10 de mayo de 2009

LA CONDICION CREADA DE HOMBRE EN EL ANTIGUO TESTAMENTO


Todo pueblo posee sus propias narraciones de índole religioso y espiritual a la hora de referirse al origen del mundo y del hombre. Solo por citar algunas, menciono por ejemplo el poema de Gilgamesh (cf. Gn. 1-3), El Huevo cósmico de los africanos, el surgimiento del hombre de la tierra, muy presente en las culturas indígenas de Mesoamérica, etc. Si algo está claro, es que incluso el mismo pueblo judío, no solo conocía algunas de estas narraciones, sino que también poseía las suyas (La creación del hombre: Ish e Isha )
En el judaísmo, para que el hombre se sintiese pleno, tenía la concepción de que Dios no solo era su creador, sino que también su fe se reflejaba en el respeto a la alianza con él, de tal manera que se pudiese contar con su compañía y guía, sobre todo a la hora de la lucha y la supervivencia. Después de las guerras y del establecimiento en la Tierra Prometida, Dios fue visto como protector y proveedor, sobre todo en la agricultura. Es decir, el judío veía a Dios, más allá de su poder y obrar, de acuerdo a las circunstancias que los rodeaban.
Ahora bien, en el Génesis, cuando se da inicio a la obra creadora, se manifiesta desde el principio que esta se encamina y apunta en función del propio hombre, no como su dueño, pro si como aquel que la va a administrar, por decirlo de algún modo, pues todo está ordenado hacia él y a su servicio, pero, vale tener claro que a pesar de que el hombre sea quien más se beneficio de la Creación, este depende de los designio de Dios quien a fin de cuentas es el autor de todo.
En el contexto cristiano, y unido a la concepción judía, creemos que el mundo, fue creado por Dios, de tal modo, que lo que existe, no estaba anteriormente, pero difiere en cuanto que para el cristiano, el centro de la creación es ahora Cristo y la Iglesia, más ya no lo es el pueblo de Israel, y además, se resalta la figura de Cristo en la Creación e incluso antes de esta (cf. Jn. 1, 1 ss.).
A la luz del Vaticano I, y del IV Concilio de Letrán, se nos muestra la creación como el origen de todo a partir de la nada, siendo esta última, la nota distintiva del obrar directo de Dios. Y que a la par del origen del universo, se dio inicio al tiempo como tal. (cf. Dz. 800. 3002).
Para Santo Tomás, el origen del mundo no significaba tajantemente el inicio del Universo a la vez. O sea, quizá ya el universo existía antes de la aparición del mundo, y en cuanto al tiempo, lo veía como un artículo relevante de fe, dando la idea, de que el hombre, depende en su totalidad, de Dios y que sin él, no pude ni siquiera – por citar un ejemplo – respirar. El hombre no es un ente manipulabe, ni apareció de la nada así como así; que su ser y su obrar se realicen plenamente de acuerdo a la obra de Dios de modo trascendente. Esto lo hace una criatura, y no, porque provenga de alguien que Dios haya hecho con sus propias “manos”.


Retomando las enseñanzas del Concilio Vaticano II, se define a la creación, no tanto en su origen, sino encaminada al futuro, a la renovación de lo ya existente, en función de Cristo y del hombre, el cual está llamado a cuidarla, renovarla y sobre todo, a defenderla.
La creación, dada por Dios al hombre, como habitante del mundo, administrador y a la vez, servidor del mismo, está dirigida a la plenitud, es por ello que se debe insistir en cuidar no solo al mundo físico, sino también, a sí mismo, como obra máxima y perfecta de Dios, por medio del cual, él se hace presente, renovando constantemente su propia obra.

Dios no destruirá al mundo, si eso ocurre: ¿de quién será la culpa?

martes, 21 de abril de 2009

TEOLOGÍA Y GÉNERO

POR: MIGUEL ÁNGEL BERMÚDEZ
Docente Educación Religiosa.
Fundación Colegio Santa María.


El Hombre ha sido creado a imagen y semejanza de Dios. Por esta razón el hombre tiene la dignidad de persona; no es solamente algo, sino alguien. Es capaz de conocerse, de poseerse y de darse libremente y de entrar en comunión con otras personas; es llamado a una alianza con su creador. Esto lo hace como género humano, como única naturaleza humana existente sobre la tierra.

¿Cuál es, pues, el ser que va a venir a la tierra rodeado de semejante consideración? Es el hombre, grande y admirable figura viviente, más precioso a los ojos de Dios que la creación entera; es el hombre, para él existen el cielo y la tierra y el mar y la totalidad de la creación. Este es el único ser humano, mujer y hombre, como culmen de la creación misma
La Iglesia entiende a partir del dato revelado, que Dios ha creado una única naturaleza humana que se manifiesta en masculinidad y feminidad. Si volvemos la mirada al texto del génesis encontraremos que Dios crea a un ser distinto de las demás criaturas que ya había creado; ese ser lo creó a su imagen y semejanza; a ese ser lo llamó hombre: “creemos al hombre a nuestra imagen y semejanza”. De este relato podemos afirmar que Dios es el que sabe quién es el hombre, puesto que él es su creador; sabe con que fin lo creó, es decir, sabe todo a cerca del hombre.
Una vez creado el hombre, este tiene que entrar en relación con el resto de la creación. En este ejercicio de reconocimiento de lo que lo rodea, no ha encontrado con quien relacionarse de moco igual, es decir, a modo típicamente humano. El hombre en el reconocimiento de su entorno, descubre que está sólo en el desarrollo de su humanidad, en el proceso de humanización que le es propio.
En ese mismo instante entra el creador nuevamente en escena. En su conocimiento del hombre, de lo que es ser hombre, decide dar un pincelazo más a su obra; “puso sueño en el hombre, y cuando estaba dormido, de su costado sacó a la mujer”. Dios hizo que el hombre “parara”, hiciera un alto en esa exploración de la creación y de sí mismo, con el único fin de dar el siguiente paso en la creación. El hombre se sintió sólo, sin un par que le acompañara en su vida humana. Viendo esto, Dios, se preocupa de darle al hombre una compañía humana para vivir. Vale la pena notar que la materia prima con la cual Dios crea a la mujer, es materia ya humana: “del costado de Adán que estaba dormido”. Aquí vemos con claridad que el hombre y la mujer son hechos, creados de la misma materia prima, y que ambos brotan del mismo querer divino, como que encierran en sí mismos la misma intención creadora divina.
Cuando Adán despertara del sueño, encontró a Eva, la primera mujer, a su lado, qué sorpresa tan agradable, “ésta si era carne de mi carne, hueso de mis huesos”. Adán ya no estaba sólo, ya se reconocía en presencia de la mujer como hombre; ya tenía ante sus ojos a su par. Pero creemos que en Eva pasó algo semejante. Ella no exploró previamente la creación, ni se durmió. Ella entra en la vida ubicada, de cara a su semejante, reconocida como tal: la primera mujer, en verdad, la mujer.
A estas alturas del relato del génesis, queda clara la intención de Dios al final de su acto amoroso y libérrimo de comunicar esencia y existencia a todas las cosas, y de manera más clara, el fin, el propósito de crear una ser, al que llamó hombre, y que, se es puesto sobre la tierra como hombre y mujer, masculino y femenina.
Volvamos sobre la pregunta qué estaba pensando Dios al momento de crear al hombre y a la mujer. Una cosa que debe venir al pensamiento, es la generosidad de Dios en este acto particular. Cuando Dios dijo hombre, ser humano, género humano, pensó en una ser que comportaría en sí mismo una riqueza inconmensurable, casi que infinita. Todas las posibilidades de esa criatura no podía residir en un solo sujeto, en una sola persona; su idea primigenia fue tan basta que ese ser humano debió ser hombre, entendido como masculino, y debió ser hombre como femenino.
Esto quiere decir que el sólo hombre o la sola mujer no agotan la posibilidad del ser humano en sí mismos, lo cual remite directamente a la idea de la complementariedad. Dios no creó al hombre para que vivera solo, o mejor aún, para que guardara para sí mismo toda la riqueza con la cual lo creó, sino que quiso que esa humanidad fuera compartida en su realización y para su realización. Desplegar lo que significa ser persona humana, es tan insondable que hubo la necesidad de que se manifestara de manera femenina, como de manera masculina. Si queremos saber qué estaba pensando Dios al crear al hombre tenemos que ver al hombre y a la mujer en sus modos de ser tan particulares como específicos, pero proyectados cada uno hacia su par, hacia la otra parte que manifiesta la riqueza que comporta el ser humano.

En consecuencia desde la creación misma hay que ver al hombre en relación y en clave de encuentro con su propio ser, con su propio proyecto como hombre y mujer complementarios, en armonía entendida y vivida en el plan de Dios para la felicidad de esta su criatura más amada.
Pero en el camino sucedió algo que dañó la armonía relacional entre hombre y mujer: el pecado como desconocimiento del plan de Dios para el hombre y la mujer; el pecado como aversión a Dios y conversión a las criaturas. Con la entrada del pecado en la naturaleza humana, y a través de ella, a toda la creación, el fin de complementariedad y de relación armoniosa entre el hombre y la mujer, se rompió. Entró el pecado y este tomó recaudos en la naturaleza humana masculina como femenina; el pecado se ve en el hombre manifestado de manera femenina como masculina. El hombre peca y daña la riqueza que en su masculinidad ha puesto el creador; la mujer peca y daña la manifestación de la riqueza que en su feminidad ha puesto el creador; de este modo la totalidad de la naturaleza humana se ve afectada, desconfigurada de su fin, en su realización orientados hacia la felicidad en el plan divino.
El diablo, dividió al ser humano e introdujo el conflicto al interior de la naturaleza humana que hasta el momento había estado en paz. El pecado daña a cada persona de manera individual, pero a la vez, daña las relacione entre los seres humanos, hombres y mujeres, como también con Dios. Es así como aparecen el egoísmo, el orgullo, la pugna por el poder, el deseo de satisfacer los propios placeres; el hombre se busca a sí mismo y pierde el horizonte de la relación de complemento armónico como género único. Estas las consecuencias del pecado, que no llevan más que a la destrucción de la naturaleza humana.
Fue tan grave el daño del pecado sobre el plan creacional de Dios para el hombre, daño en la naturaleza humana, que Dios mismo tuvo que re-crear al hombre por medio de la redención realizada por Cristo su Hijo en la potencia de su Misterio Pascual.
Cristo asume la totalidad de la naturaleza humana para poder reparar el daño que el pecado había introducido el género humano. Al hombre se le olvidó quien era delante de sí mismo como delante de Dios; es decir, perdió su identidad planamente humana, perdiendo así el rumbo de su realización que le llevaría a la felicidad. Cristo se hace hombre para devolverle su identidad perdida, para llevarle a la plenitud mostrándole el camino que había extraviado por causa del pecado. La obra de la redención no está puesta en términos de lucha de géneros, o puesta para sólo los hombres masculinos o femeninos. Dios en su Hijo redime, paga el precio por nuestros pecados, a todo el único género humano; Jesús en la cruz muere por los todos hombres y por todas las mujeres de todos los tiempos una vez y para siempre, de tal manera que cualquier miembro de la naturaleza humana pueda alcanzar el bien de la restitución del fin primigenio para el cual fue creado. En Dios no hay acepción de personas en cuanto que portan la impronta de su divinidad y en cuanto están llamados todos a la comunión eterna con El.
En Cristo todo hombre ha de encontrar el reflejo vivo de lo que es ser realmente un ser humano en plenitud. La Iglesia cristiana católica tiene en alta estima la afirmación “el misterio del hombre sólo se esclarece a la luz del misterio del Verbo encarnado”[1] . El hombre en Cristo tiene la posibilidad abierta de recuperarse a sí mismo en presencia de Dios y en presencia de sí mismo. El hombre en Cristo está llamado a formar y construir el género humano que Dios pensó desde siempre en términos de solidaridad; este pensamiento lo encontramos en el Catecismo de la Iglesia Católica, numeral 361, “esta es la ley de la solidaridad humana y de la caridad, sin excluir la rica variedad de las personas, las culturas y los pueblos, nos asegura que todos los hombres son verdaderamente hermanos”.

En consonancia con este pensamiento, la mujer y el hombre, cada cual es alguien en el proyecto de Dios en cuanto mujer y en cuanto hombre; en su dignidad de personas tienen los mismos derechos de realización y de felicidad inherentes a su condición humana. Bajo este presupuesto cualquier intento tendiente a dañar al ser humano es inaceptable, cualquier manifestación de segregación, de machismo, feminismo, violencia por “género” no está incluida en el pensamiento de Dios al momento de crear al hombre, estos son consecuencia del pecado y del mismo ser humano. El ser humano no esté hecho para la soledad, para realizarse aislado en el marco de un soliloquio egoísta y mezquino.

Dios creó al hombre para comunicarle su semejanza. Dios es Uno y Trino, comunidad de amor. Debido a la comunidad de origen, el género humano forma una unidad. Porque Dios creó, de un solo principio, todo el linaje humano. (Hch 17, 26; cfr Tb 8,6): maravillosa visión que nos hace contemplar el género humano en la unidad de su origen en Dios…en la unidad de su naturaleza, compuesta de igual modo en todos de un cuerpo material y de un alma espiritual; en la unidad de su fin inmediato y de su misión en el mundo; en la unidad de su morada: la tierra, cuyos bienes todos los hombres, por derecho natural, pueden usar para sostener y desarrollar la vida; en la unidad de su fin sobrenatural: Dios mismo a quienes todos deben tender; en la unidad de los medios para alcanzar este fin; …es la unidad de su rescate realizado para todos por Cristo[2] .

Ante el desconcierto fraticida general en el cual estamos sumergidos, tenemos la certeza de que ésta no es a última palabra sobre el hombre. Está el camino de humanización y divinización que nos está ofreciendo día a día el Señor Resucitado. Cada hombre y cada mujer deberían hacer un proceso serio de configuración progresiva con la persona de Jesús para que puedan ir esculpiendo, con la ayuda de la gracia divina, esa hermosa obra de arte que es el ser humano que Dios amó desde el principio. De este modo cada cual podría reconocer al otro en su justa medida. Cesarían las pugnas por el poder puesto que no veríamos en el otro, en la mujer o en el hombre, un rival a vencer, sino un ser humano al cual amar, reconocer, descubrir en su dignidad de persona, de hijo de Dios.
Finalmente, la Virgen María, Ella es el modelo cien por ciento humano del creyente en Cristo; dicho de otra manera, Ella es la discípula del Señor que nos enseña cómo debemos responder cada uno de los integrantes del género humano o humanidad a la invitación del Señor a participar de su naturaleza Divina, sin dejar de ser auténticamente humanos, en el marco general del Plan divino de la Salvación. Vista de esta manera la concepción que presenta nuestro PEI de María como modelo de creyente, incluye la vivencia de los valores humanos y su plenificación a la luz y efecto de la gracia divina. Somos una comunidad que enseña y aprende, lo cual nos da pie a preguntarnos ¿cuál es el ser humano que Dios amó desde siempre? ¿es que cada uno de nosotros creyentes en Cristo nos preocupamos por esa realización según el proyecto divino de salvación? ¿Nuestra comunidad educativa refleja esa comunidad de origen de la cual salimos los seres humanos?


[1] Concilio Vaticano II, Constitución Pastoral, Gaudium et Spes, n. 22, BAC, 3 Ed, Madrid, España, 1985.
[2] Pio XII, Enc. “Summi Pontificatus” 3; cf. NA 1.

lunes, 20 de abril de 2009

NOTAS LITÚRGICAS (VESTIDOS LITÚRGICOS)

El que los ministros se revistan de un modo diferenciado en la celebración no tiene una finalidad en si misma, como si estos vestidos fueran algo sagrado. Tienen una función pedagógica:El vestido no sólo es una necesidad práctica para cubrirse y estar cómodo.
El vestido REVELA y SIGNIFICA. Por eso, en todos los pueblos se usan "señales exteriores" que "significan" jerarquía y funciones dentro de esa sociedad; magistrados, militares, médicos, maestros... etc.
De igual manera, en la Iglesia, se distinguen las diversas categorías de ministros, identificándolos según el ministerio que realizan para con la comunidad, además, contribuyen al decoro y a la estética festiva de la celebración, y ayudan a entender el misterio que se celebra.

LOS COLORES LITÚRGICOS
Fue el papa Inocencio III (1198-1216) quien esbozó el uso de los colores litúrgicos que utilizamos actualmente en las celebraciones de la Iglesia. (Verde, morado, blanco, rojo). Este papa basó su simbolismo sobre las interpretaciones alegóricas de Los colores y las flores mencionados en la Escritura, especialmente en el libro del Cantar de los Cantares, donde los colores juegan un importante papel en toda la narración.Las recomendaciones de Inocencio III se hicieron oficiales en el año 1570, durante el pontificado de Pío V. Pero: ¿Qué simbolizan los colores que utilizamos en la liturgia? VERDE: simboliza la esperanza. Para los pueblos antiguos, el verde era la primavera, la vegetación, el renacimiento, la esperanza de una cosecha abundante. La palabra "verde" proviene de la palabra latina "viride", que significa "fresco", "lozano" o "floreciente". Este color se utiliza en la liturgia en el "tiempo ordinario", que son los días en que no se celebra ninguna fiesta especial. BLANCO: simboliza la pureza y la alegría. El blanco se utiliza en el tiempo de Navidad y Pascua y para las fiestas de la Ascensión de Jesús al cielo y la Epifanía, en definitiva, los eventos que no conmemoran la pasión y muerte de Cristo. También se utiliza en las festividades de la Virgen María, de los ángeles y de los santos que no fueron martirizados. La Palabra "blanco" parece provenir del antiguo alemán, de la palabra "blank". VIOLETA o PÚRPURA: simbolizan penitencia y el duelo. Se llevan durante la Semana Santa, los domingos de Cuaresma y en los cuatro domingos de Adviento. El violeta era el color preferido para las túnicas de los antiguos reyes. La palabra "púrpura" proviene del griego "porphyra", una especie de marisco del que se obtiene un tinte de este color. La palabra "violeta" proviene del latín "viola", el nombre de una planta púrpura azulada. ROJO: simboliza el fuego, la sangre y la realeza. Este color se puede ver durante las celebraciones de la Pasión, incluido el viernes Santo, y en los días en que se conmemoran las muertes de los mártires, los apóstoles y los evangelistas. Siendo el color del fuego, es la elección natural para Pentecostés, al simbolizar el ígneo descenso del Espíritu Santo. La Palabra "rojo" proviene del latín, concretamente de la palabra "russus".


ORIGEN Y USO
Pero, ¿De dónde viene el uso de ciertos vestidos para las celebraciones litúrgicas?
Antes de responder a esta pregunta, hay que recordar que en los primeros siglos no era tan importante usar ciertos trajes para el culto, pero en todo caso, lo hacían con los trajes normales de fiesta que usaban los romanos.
Cuando éstas dejaron de usarse en el entorno social, las Iglesia las conservó en el culto, y de ahí se originó su uso en la liturgia, imprimiéndole cierto carácter pedagógico.

Ahora bien, teniendo claro que el origen de las vestiduras sagradas se remonta a las mismas vestiduras de uso común entre los romanos, hay que decir que estos ornamentos, con múltiples pero pequeñas variantes de índole práctica y artística, son los mismos hasta el día de hoy

VESTIDOS LITURGICOS
ALBA: Del latín “alba”, “blanca”. Es el vestido que se considera básico para todos los ministros en la celebración litúrgica, desde los acólitos hasta el presidente. Deriva de las túnicas antiguas, blancas, hasta los pies, que se perdieron en el uso civil, pero que se consideró que podían utilizarse simbólicamente en el culto, expresando con el vestido diferente de los ministros la diferencia entre la vida la vida profana y la celebración

BÁCULO:”viene del latín “baculum, baculus”, en diminutivo “bacilus”, que significa bastón, cayado. En sentido figurado y simbólico pasó a indicar “apoyo”, por su función de ayuda para camina, y sobretodo “autoridad”, por el paralelo con la vara.
En el ámbito eclesiástico el báculo pasó a ser la insignia simbólica del obispo como pastor de la comunidad cristiana.
En la liturgia hispánica, ya en el siglo VII. En Roma, más tarde, tal vez en el IX.

CASULLA: En latín casulla significa casa pequeña o tienda. En el antiguo uso romano, era la vestimenta característica de la nobleza, que la usaba sobre todo en invierno, debido a lo amplia que era.
Actualmente, es esta la vestidura que el sacerdote y el obispo se revisten por encima del alba y la estola, a modo de capa o manto amplio, abierta por ambos lados y con un hueco para la cabeza.
En la historia ha tenido formas nobles y amplias. La casulla es la vestidura que caracteriza al que preside la Eucaristía.

CÍNGULO: La palabra latina “cingulum” viene de “cingere”, ceñir. El cíngulo o ceñidor es un complemento necesario para ciertos vestidos amplios como la túnica o el alba, para ceñirlos mejor a la cintura y facilitar el movimiento.A veces tiene forma de cordón y otras de cinta más o menos anchas. Los orientales usan la “zona”, más adornada y colorista. Actualmente los ministros que usan alba se ponen el cíngulo, a no ser que ya de otro modo, por la forma misma del alba, se provea a su estética y funcionalidad.

DALMÁTICA: En Roma, ya en los siglos II – III, se llamó dalmática a una túnica blanca exterior, con mangas anchas y adornadas de varias maneras, por ejemplo con dos franjas verticales púrpuras. Provenía de Dalmacia y se convirtió en un vestido propio de senadores y otras personas distinguidas.Muy pronto pasó al uso cristiano. A partir del siglo IV se hizo característica de los obispos y más tarde también de los diáconos.
En la ordenación de diáconos un gesto complementario del sacramento es la imposición de la dalmática.

ESTOLA: En el uso latino antiguo se empleaba a veces para designar vestidos significativos o simbólicos. En la Roma Imperial, era usada por los oradores en la plaza, que la empleaban para secarse el sudor (os-oris), y su uso entró en la Iglesia, a partir del siglo V.
Actualmente, la estola es común en todos los ministros ordenados.

Es, por tanto, un distintivo de los ministros que resalta la función sagrada que realizan. En la ordenación del diácono uno de los gestos complementarios es la imposición de la estola.

MITRA: es la insignia característica de los obispos. Su origen se remonta a tierra persa, posteriormente pasó al uso romano, donde la clase distinguida ya la usaba como signo de su origen noble y distintivo de honor y alta dignidad. Pasó con naturalidad al uso eclesiástico, primero reservada al papa, a partir del siglo IV, y luego (a partir del siglo X-XI) concedida a los obispos y abades. Actualmente la mitra es característica de los obispos y de los abades mitrados.

PALIO: .En el imperio romano era un distintivo para los que el emperador quería honrar, y luego pasó a honrar al papa y a los obispos a quien el papa se lo concedía. Hoy se impone a los arzobispos como “signo de la autoridad metropolitana y símbolo de unidad y estimulo de fortaleza. Es una tira de tela blanca, con seis cruces, que cuelga del cuello sobre los hombros, a modo de collar o bufanda, con dos puntas que caen una por delante y otra por detrás.

SOLIDEO: De las palabras latinas “soli Deo”, “sólo a Dios”, se llama “solideo” al casquete de seda o tela ligera que se ponen algunas personas tapando la coronilla de la cabeza. Empezó a generalizarse su uso hacia el siglo XIV. Al principio cubría toda la cabeza. Fue en la época barroca cuando se redujo a su actual forma redonda y pequeña. Se distingue ahora por su color: el papa usa solideo blanco. Los cardenales, rojo. Los obispos, morado. Otros prelados y clérigos, negro.



VELO HUMERAL: “Humeral” viene del hueso del brazo llamado “humerus”, entre el codo y el hombro.
Su uso se remonta a las capas usadas por el emperador y demás dignatarios romanos, como signo de su dignidad y rango, pasó al uso eclesial, a partir del siglo VII, aprox.
Suele ser un velo de unos dos metros de longitud y más de medio metro de anchura, sujetado por delante con un broche, cubre los hombros y con cuyas puntas se toma la custodia o el copón, con el clásico gesto de no tocar con las manos algo que se considera muy digno de reverencia como la Eucaristía.

Hay otros ornamentos y vestimentas, pero aquí solo hago referencia a los más significativos, referentes a las celebraciones litúrgicas de mayor solemnidad.




SACRAMENTO DEL ORDEN SAGRADO

POR: ALVARO HERNAN RINCON FRESNEDA
TEOLOGIA FUNLAM

“El Orden es el sacramento gracias al cual la misión confiada por Cristo a sus apóstoles sigue siendo ejercida en la Iglesia hasta el fin de los tiempos: es, pues, el sacramento del ministerio apostólico….”
(CEC 1536)

Jesús, ya en los inicios de su vida publica, llamó primero a un grupo de setenta discípulos que le seguían, de los cuales, escogió a doce de ellos quienes fueron llamados APOSTOLES, es decir, enviados, encargados. (cf. Mt. 10, 1-4; Mc. 3, 13 19; Lc. 6, 12-16)

A lo largo de su estadía en el mundo, y poco antes de su Pasión y Resurrección Jesús confiere a sus apóstoles tareas específicas y a la vez, su propia autoridad:
Les trasmitió su propia misión, que él había recibido del Padre: (cf. Jn. 20, 21.), Les encomendó celebrar la Eucaristía, “hasta que él vuelva”: (cf. Lc. 22, 19., 1 Co. 11, 25), perdonar los pecados: (cf. Jn. 20, 22 ss.) y también, el bautizar y predicar el Evangelio: (cf. Mt. 28, 19 ss.)

La palabra ORDEN, deriva del derecho romano y aplica a los que eran encargados de gobernar.
A este sacramento se le llama del Orden, porque incluye a quien lo recibe, en un Ordo, es decir, en el cuerpo de aquellos destinados a regir y pastorear la Iglesia.

El ministerio confiado por Cristo a los apóstoles y que hoy, sigue ejerciéndose en la Iglesia de forma ininterrumpida, se divide en tres grados distintos, prefigurasoa ya desde tiempos apostólicos, aunque no tan precisos como los conocemos hoy y son:

EPISCOPADO: o ministerio apostólico que se deriva directamente de los apóstoles. El obispo es quien preside una comunidad de fieles, de la cual es también pastor, y posee en si, la plenitud del sacramento del orden, y es el único que lo puede conferir en cualquiera de los tres grados.

PRESBITERADO: este grado no llega a la cumbre del episcopado, sin embargo, los presbíteros (los que llamamos sacerdotes) están unidos a sus obispos en el sacerdocio, de ellos dependen en su ministerio y, en virtud del sacramento del orden, han sido consagrados como verdaderos sacerdotes participando, en su grado, del ministerio de Cristo, principalmente en la administración de los sacramentos y la predicación de la Palabra de Dios.

DIACONADO: es el grado inferior del orden sacerdotal. El diácono (el primer grado establecido en tiempos apostólicos), depende del obispo para el ejercicio de su ministerio de servicio a la Iglesia y a la comunidad. Y a diferencia del Episcopado y del Presbiterado, también puede ser conferido a hombres casados.


BREVE HISTORIA

Desde el A.T.

Los sacerdotes, fueron seleccionados de la tribu de Leví, que descienden directamente de Aarón, her,mano de Moisés, a quien le fue confiado el culto, el sacrificio y la acción de gracias en nombre del pueblo, instruir a este en la Ley, etc. Así fue durante siglos, pese a las persecuciones y el exilio sufrido por el pueblo judío a Babilonia.


Pero, con la destrucción de Jerusalén en el año 70 el concepto de sacerdocio desapareció del judaísmo.

A partir de Cristo y la iglesia primitiva


Después de que Cristo confiase su misión a los apóstoles, estos, al igual que las sinagogas judías, establecieron ancianos y hombres cualificados, (en griego episcopoi y presbyteroi) los cuales eran los responsables de las primeras comunidades cristianas, en cuanto a la predicación y a la caridad.
En el Nuevo Testamento, los términos presbítero y obispo son muy similares (Tit.1, 5-9). Pero ya una diferencia clara entre obispo y presbítero, aparece en las figuras de Timoteo y Tito, destinatarios de las epístolas que llevan sus nombres, y quienes poseen ya autoridad (como obispos) sobre los presbíteros, los diáconos y la comunidad eclesial.

Ya desde finales del siglo I e inicios del II, es san Ignacio de Antioquia, quien resalta el ministerio episcopal, distinto del presbiterado y del diaconado con las siguientes palabras:

“Que todos reverencien a los diáconos como a Jesucristo, como también al obispo, que es imagen del Padre, y a los presbíteros como al senado de Dios y como a la asamblea de los apóstoles: sin ellos no se puede hablar de Iglesia”

Los presbíteros no fueron llamados sacerdotes, sino a partir del siglo III, cuando el término fue aplicado, en primer lugar, a los obispos, debido a su papel como celebrantes de la eucaristía.

Cuando se autorizó a los presbíteros a celebrar la eucaristía en el siglo IV, fueron llamados sacerdotes y así quedó definitivamente diferenciado del ministerio episcopal.
El término sacerdote (del latín sacerdos) implica un ministerio sacrificial, ya que en la eucaristía se conmemora y actualiza el sacrificio de Cristo.

Los diáconos, por el contrario, siempre fueron un ministerio bien diferenciado de los demás, con sus funciones propias, tanto en la liturgia, como en el ejercicio de la caridad.

Además de estos tres grados, existieron las llamadas órdenes menores, tales como la de subdiácono y lector, acólito, exorcista, etc., con papeles subordinados en la liturgia, las cuales dejaron de administrarse a partir del Vaticano II, con excepción del lectorado y acolitado, que pasaron a ser ministerios, también asequibles para los laicos.

COMO SE CELEBRA

En la Iglesia, el sacramento del orden, en los tres grados se confiere de la siguiente manera:

- Presentación y elección del candidato
- Alocución del obispo e interrogatorio al candidato
- Letanías de los santos y, postración en el suelo del candidato
- Imposición de las manos
- Oración consecratoria
- Imposición de las vestiduras sagradas (Estola y Dalmática al Diácono; Estola y Casulla al Presbítero)
- Unción con el santo Crisma (solo a los obispos, en la cabeza; y a los presbíteros, en las manos; a los diáconos no)
- Entrega de los signos (mitra, evangeliario, anillo, báculo al obispo; patena y cáliz, al presbítero; evangeliario, al diácono)
- Saludo de la Paz.

Este sacramento se celebra exclusivamente dentro de la Eucaristía.


QUIEN LO ADMINISTRA

En la Iglesia Occidental y Oriental, solo el obispo, como pleno poseedor de la gracia de este sacramento y sucesor directo de los apóstoles, es quien puede conferir la ordenación en cualquiera de los tres grados.

GRACIAS DEL ORDEN SAGRADO

- El Espíritu Santo actúa por el ministro en las celebraciones litúrgicas y en la predicación
- Servir a la comunidad, haciendo presente a Cristo e medio de los fieles
- Cristo actúa por medio de él, a pesar de sus fallas como hombre.