viernes, 25 de septiembre de 2009

HECHOS DE LOS APÓSTOLES: EL CRISTIANISMO, DIOS ES PARA TODOS


Por: Álvaro Hernán Rincón Fresneda

Licenciatura en Teología FUNLAM


Análisis de los capítulos 4, 5 y 6 del Comentario a los Hechos de los Apóstoles, de Weldon Vertiel

Capítulo 4

Inicialmente, la comunidad cristiana estuvo muy ligada a las prácticas y forma de vida de los judíos, dando a entender de primera mano que el mensaje evangélico estaba destinado únicamente a los habitantes y descendientes del pueblo de Israel, los gentiles no estaban aun en los planes. Esto ya se ve reflejado en el trato a las viudas griegas con respecto a las de origen judío (cf. Hch. 6) dando inicio al ministerio de los “diáconos”. Pero todos los problemas no se limitaban a la comunidad misma, pues por aquella época se empezaron a desatar las primeras persecuciones, tomando como puto de partida la predicación de Esteban, uno de los primeros siete “servidores” entre los gentiles (Hch. 7. 8) los judíos, desde el instante mismo en que inició no soportaban ni su predicación, ni los prodigios que se obraban por su mano.

Además, su mensaje atentaba contra la estructura religiosa – litúrgica de Israel dando a conocer que no solo por medio del culto estricto es posible acercarse a Dios, Padre de Jesucristo, muerto y resucitado, sentado a la diestra del Señor. Más aun, Esteban decía que Dios no solo se encontraba entre los judíos, ni era un monopolio exclusivo de ellos. Vale citar que también recurre a la experiencia de Moisés, ya que así como él fue rechazado cuando intentó por primera vez liberar al pueblo de Egipto, también Jesús lo ha sido, incluso, ha pagado con su vida por ello. Para el judío radical, dichas palabras no solo eran un insulto, sino además una blasfemia contra el propio Dios, lo cual desencadenó su condena y posterior muerte, la cual sin embargo no fue interpretada por los cristianos como una derrota.

En este contexto, hace su aparición aquel personaje que marcaría para siempre el ideario evangelizador cristiano: Saulo – Pablo, quien inicialmente es mostrado como un hombre celoso por su pueblo y su religión, fariseo, alumno de Gamaliel y receloso de todo aquello que atente contra lo suyo. Esta actitud se ve reflejada sobre todo a partir de la muerte de Esteban, donde él, pese a no ayudar a lapidarlo, da su aprobación. (cf. Hch. 7, 58) a partir de entonces, todo aquello que tenga que ver con Jesús, es perseguido violentamente; pese a esto, el mensaje de Cristo no es silenciado, pero si diseminado, como resultado de la huida de los discípulos de Jerusalén, por ejemplo en Samaria, que a pesar de no tener buenas relaciones con los judíos, el mensaje es bien recibido e incluso el Espíritu Santo, allí se manifiesta prodigiosamente (8, 7) en este contexto se da a conocer Simón, el Mago, famoso en Samaria por sus artilugios, e incluso, recién bautizado, que al ver como Pedro y Juan transmitían el poder del Espíritu, les ofrece dinero para obtenerlo, ante lo cual es rechazado y condenado, ya que su corazón estaba lejos del querer de Dios (8, 21) dando así nombre a uno de los aspectos más oscuros de la vida de la Iglesia posteriormente, la “simonía”. A la par que esto ocurría, la mención que Lucas hace acerca del eunuco de la reina de Etiopía y de su conversión y Bautismo por parte de Felipe, quien le ayuda con la interpretación de un texto, al parecer de Isaías, en el que se hace alusión posterior a Jesús, dando así a entender que el mensaje de Cristo también va dirigido a los gentiles.

Capítulo 5

La transmisión del mensaje a los samaritanos y los prodigios obrados allí, probaban a la Iglesia que el mensaje también estaba al alcance de los gentiles, incluso Dios se sirvió de un judío fariseo para anunciar el evangelio a aquellos que no eran de su pueblo: Pablo, un hombre tradicionalista y celoso guardián de su herencia, tanto que dirigió sendas persecuciones contra los seguidores del “nuevo camino” llegando a Damasco, donde la nueva fe empezaba a crecer.

Es allí donde su vida sería profundamente transformada por aquel a quien perseguía apasionadamente (Hch. 9, 3 – 30) dando paso a un nuevo hombre. De perseguidor a apóstol, de fariseo a cristiano. Su orgullo judío se ve derrotado ante la humildad de Cristo, de quien pasaría a ser su más férreo defensor, dejando así asombrados no solo a los cristianos, sino a los mismos judíos, para quienes pasó a ser un peligroso enemigo.

Pero al comienzo no fue todo fácil para él, pues aun había recelos entre los cristianos que no creían de a mucho en su conversión. Gracias a Bernabé, fue aceptado como uno de ellos. Después de estos sucesos, la iglesia gozaría de un breve periodo de paz y continuaba expandiéndose más allá de las fronteras judías, donde los prodigios confirmaban la predicación de los apóstoles (Pedro resucitando a Tabita, etc.) a la vez que los gentiles continuaban adhiriendo, como es el caso de Cornelio, centurión romano que a pesar de pertenecer al ejército conquistador, era bueno con todos, llegando a pedir el Bautismo a los cristianos junto con toda su familia gracias a una revelación, en la cual se le pedía que invitase a Pedro, quien a la vez comprendió por medio de una visión, que para Dios nada es impuro (cf. Hch. 10, ss.) dándole a entender que los gentiles también son participes del mensaje, defendiendo así su actuar ante la comunidad en Jerusalén, donde les manifiesta que para Dios no hay favoritismos, que todos los hombres pueden acercarse a él, independientemente de su raza, nación y lengua. (cf. Hch. 11, 1 – 18)

Capítulo 6

A pesar de que las puertas de la Iglesia se abrían a los gentiles, el recelo existente entre aquellos provenientes del judaísmo, empezó a provocar serias dificultades al interior de la comunidad cristiana, sobre cómo tratar a los conversos gentiles, ya que el informe presentado por Pedro y el suceso de Cornelio, no convencían del todo. Además, ya se veía venir la ruptura definitiva entre la religión judía y el nuevo grupo, dadas diferencias abismales entre ambas: la resurrección de Cristo y su papel mesiánico, la evangelización de los gentiles y demás, desembocan en lo que se conoce como el primer “concilio” de la iglesia, el de Jerusalén., pero previo a esto, se envía a Bernabé para que supervise la misión evangelizadora en Antioquía, avalándola por completo. Es más, fue allí donde por primera vez, se le llamó “cristianos” a los discípulos de Jesucristo. Con esto, sumado a lo anterior, las diferencias con los judíos se acentuarían definitivamente. Además, las persecuciones renacían, esta vez de una forma más tajante y cruenta. (Hch. 12, 1 – 25) se ejecuta a Santiago el Zebedeo, y se encarcela a Pedro, quien milagrosamente y con la intercesión de la comunidad por medio de la oración, sale de prisión sin ser visto por los carceleros. Un punto relevante radica en que ya los cristianos se empezaban a reunir por aparte para la oración y el estudio, separándose progresivamente del culto judío.

Pedro asiste y preside el Concilio de Jerusalén, donde se defiende el derecho de los gentiles a entrar en la Iglesia sin pasar por el judaísmo. Después de esto, se le pierde el rastro, al menos en Hechos. Papías, obispo del siglo II, lo menciona posteriormente en Roma predicando y donde fue el primer obispo. Esto da base al ministerio posterior del Papa como obispo de Roma y sucesor de Pedro, pese a que en ningún pasaje del NT, se menciona a Pedro en esta ciudad.

Posterior al Concilio, Herodes, quien había hecho imposible la vida de la primera Iglesia, muere terriblemente aquejado, dando a entender que Dios está del lado de la Iglesia y siempre la protegerá.

De aquí, y aprovechando el ambiente de paz que reinó en la región después de la muerte de Herodes y a la vez que los problemas generados por los judaizantes al interior de la Iglesia, provocaron la separación total entre ambas, el desarrollo adquirido por la iglesia en Antioquía a nivel de fieles y líderes misioneros, en capacidad de ir a otras regiones a evangelizar era ejemplarizante. Contrario a lo que sucede hoy, se envían a los menos capacitados y a los más idóneos, se les deja. Es aquí donde entra en juego lo referente a la imposición de las manos u ordenación, a pesar de que no se especifica si es una ordenación, se reconoce la compañía de la iglesia y la bendición al ministro o servidor a quien se le imponían las manos. Aun hay bastante que discutir al respecto. Por ejemplo, Juan Marcos (probablemente el autor de Mc) aparece como ministro, al parecer su función era la de instruir a los conversos, teniendo en cuenta que aun no existían registros escritos de la vida y obra de Jesús.

Posteriormente, Saulo y Bernabé parten a Chipre, hogar de Bernabé donde ya había presencia cristiana, donde conocen al procónsul romano Sergio Paulo y a un tal Barjesús, (hijo de Jesús) mago y falso profeta, temeroso de perder el favor del procónsul, quien al intentar desacreditar la predicación cristiana, queda ciego por la acción del Espíritu por medio de Saulo, provocando que el funcionario romano creyera, más no hay certeza de su conversión. Aquí, ya Saulo o Pablo, aparece como líder.

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