
Si hablamos del pecado original, la Iglesia enseña que más allá de ser característico de la condición humana, es el precio, por la separación del hombre de aquel que le dio origen y sentido. Ya desde el Antiguo Testamento, la condición pecadora del hombre a partir de la desobediencia a Dios, (cf. Gn. 3, 11 ss.) desencadena en la criatura, aquella conducta que lo ha de acompañar por siempre, inclinándose a pecar y por tanto, ofendiendo a su Señor, de quien se esconde para que no lo vea después de su actuar (cf. Gn. 3, 10) ya San Pablo, enseña que el pecado, heredado de Adán y causante del mal del mundo (cuya máxima expresión es la muerte en su pleno sentido), es deshecho por Jesucristo, Dios encarnado y enviado para rescatar a la creatura pecadora y herida (cf. Rm. 5, 12 – 21). El pecado original en sí no es algo que se adquiere por separado, sino que ya, se viene con él, más allá de que cada cual “peque” a su modo.
Los Padres de la Iglesia en este sentido, reconocen la opresión hereditaria producto de la desobediencia que conduce a la muerte, en la categoría de “pecado” (término acuñado definitivamente por san Agustín) del cual Cristo, es el único que libera, perdona y redime, de ahí que ya a los niños se les bautizase en la primera infancia y así libarlos del influjo del Maligno. Por tanto, aquel que peca, no está unido a Cristo y la Gracia le será algo ajeno, en tanto no se reconozca a este como el Salvador.
Al describir en si el pecado original, este debe ser entendido a partir de que este es un modo de ser totalmente independiente de la libertad humana. Este no le impide del todo obrar correctamente, el llevar esta “mancha” no aparta al hombre del todo de Dios, del cual es imagen (cf. Gn. 1, 26 ss.) y que como tal, goza de independencia al actuar, plenificada y ratificada en el Bautismo, por el cual Cristo, limpia y desata la carga que se lleva desde la concepción, en lo más profundo de la naturaleza humana, que al pecar, desata sobre el mundo y su entorno, ruina, hambre, muerte, pobreza, locura.
En cuanto a la libertad, esta ha sido mal utilizada ya que el hombre, al tener la capacidad de optar, siempre se ha inclinado, de una u otra forma, por aquello que se opone a Dios, su obra y los suyos, de tal modo que la Gracia que tuvo al inicio, le ha sido retirada, conduciéndolo a la muerte espiritual, la muerte óntica, diría Kierkegaard, donde el ser, apartado de su creador, pasa a ser uno más en la Creación.
La esencia más profunda del pecado original radica en la voluntad desordenada que antecede a la libertad misma provocando la caída, el pecado. Lamentablemente, el hombre siempre estará propenso a caer, más allá de escoger lo contrario, optando definitivamente por Dios como sentido pleno y definitivo de su existencia, siendo capaz, aunque no por sí solo, de romper con aquello que lo ata y le impide dirigirse a su creador, como resultado de un acto de amor absoluto y sin condiciones. Si por el contrario, actúa deliberadamente, con plena conciencia del acto a realizar, no hace más que apartarse, cortando de raíz con lo primero.
Solo se puede optar definitivamente por Dios, en cuanto la unión con Cristo, sea una realidad cada vez más explícita y aterrizada, que vaya más allá de lo moralista y se centre en la santidad, como meta a alcanzar. No es un objetivo cualquiera, y solo se logra en la medida en que se es capaz, de entregar toda la propia existencia a aquel que perdona, libera y acoge.
En resumen, el auténtico pecado original, más allá de la definición bíblica, es aquel que incapacita al hombre para amar totalmente a Dios y respetarlo, haciendo de las faltas, algo cotidiano, comunitario y solidario (todos pecamos y pecamos……) y hasta tanto no reconozcamos las consecuencias del obrar al margen del Señor y volvamos la mirada a él, por más que nos confesemos, hagamos buenas obras, vayamos a la Iglesia, etc., todo seguirá igual y el Bautismo, por el cual fuimos liberados, será solo un vago recuerdo.
¿Qué es peor: seguir pecando o decir no más, pero caer enseguida?
Por: ALVARO HERNÁN RINCÓN FRESNEDA
TEOLOGÍA FUNLAM.
Jta8: Me parece que la libertad en este tiempo se confunde con el libertinaje, me pregunto que sera del futuro que tanto añoramos, hasta tanto espero conocer personas que no quieran ver arruinado al planeta.
ResponderEliminarGracias.