sábado, 18 de abril de 2009

POR QUÉ CELEBRAMOS

Desde los albores de la humanidad, el hombre se ha caracterizado por celebrar de distintas maneras, los diversos acontecimientos que transcurren a lo largo de su vida, valga citar por ejemplo las cosechas, el nacimiento de los hijos, la muerte de un ser querido, etc.

Dichas celebraciones se manifestaban y realizaban por medio de cantos, danzas, fiestas, visitas, y diversos gestos, que de una u otra manera expresaban sentimientos de gozo, esperanza, estupor, tristeza, etc.

Con el paso del tiempo, ya todo pueblo celebraba los principales acontecimientos de su historia, familia, grupo social, etc. Dichas celebraciones usan una serie de actos, o ritos que pretender conmemorar de una manera alegórica dichos sucesos de gran importancia para quien los celebra.

Valga destacar que la celebración como tal, se lleva a cabo en un ambiente y lugar propicio para ella, en torno a una comida, regalos, cantos, gestos y bailes, como ya hemos dicho anteriormente, y encierra ciertas características particulares que también pueden ser comparables con la liturgia cristiana y son las siguientes:

- se recuerda y conmemora un hecho de gran importancia para quienes celebran.
- Se hace en torno a una cena y/o fiesta
- Al recordar y/o conmemorar se logra que la comunidad se reúna y participe plenamente.
- Al celebrar se expresan sentimientos de gozo, amistad, solidaridad y demás, que se manifiestan por medio de cantos, danzas, flores, regalos, etc.

Ahora bien, ya al entender que el celebrar viene ya en nuestro ser desde el mismo momento de nacer, y que sirve como punto de encuentro común, definamos ahora si, qué es la liturgia y su importancia en la vida celebrativa de la comunidad cristiana, como medio por el cual, Cristo se hace presente en medio de nosotros y nos da su salvación; bien dice el Vaticano II:

“En consecuencia, toda celebración litúrgica por ser obra de Cristo sacerdote y de su Cuerpo, que es la Iglesia, es acción sagrada por excelencia”
(Conc. Vat. II. Const. SacroSanctum Concilium, 7)

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